Cuídese: Maquiavelo está siendo reivindicado

Cosme Beccar Varela
LBM #66
4/1/2001


En estos tiempos, tener sentido común, ser observador y usar normalmente la lógica, es una fuente inagotable de disgustos.

    De todas maneras, es mejor tener esas cosas que ser idiota o volverse loco.

    Sin embargo, esto es lo que intentan causarnos, continuamente, los medios de difusión, los gobiernos y el "establishment" en general (incluyendo a cierto clero que está a mil años luz de cumplir con sus deber de Iglesia docente). En realidad, ya suponen que somos idiotas, nos tratan como tales y hablan o escriben con un tal desprecio por las evidencias más elementales que no puedo evitar la sospecha de que quieren enloquecernos.

    Dos locos hablaban en el manicomio acerca de un tercero:

    - Mirálo al infeliz de Pedro. ¡Está completamente loco!

    - ¿Por qué decís eso? - pregunta el otro.

    - Porque está convencido de que es Napoleón.

    - Bueno, bueno...¿pero vos está seguro de que no es realmente Napoleón?

    - Sí: estoy completametne seguro.

    - ¿Y cómo podés estar tan seguro?

    - Porque Napoleón soy yo.

    Este cuento sirve para ilustrar el tipo de exposición que usa frecuentemente la prensa para imponernos las mayores imbecilidades, prevaleciéndose de su monopolio total de la palabra pública y de la exclusión total del derecho de réplica que han sabido conseguir.

    Por ejemplo, vean Uds. el artículo de primera página que publicó "La Nación" (¡lástima de diario!) acerca de Maquiavelo. Si se nos permite traducir el artículo a un diálogo imaginario entre el autor y el lector, al estilo del cuento del manicomio transcripto más arriba, resultaría algo más o menos así:

    - Mire qué idiota ha sido Ud. toda su vida al creer que Maquiavelo era un cínico oportunista para quien, en política, el fin justifica los medios - dice el redactor.

    - ¿Por qué dice eso? - pregunta humildemente el lector, tragándose el injusto calificativo de "idiota".

    - Porque acaban de salir un montón de libros que reivindican a Maquiavelo, escritos por autores desconocidos para Ud. (que vive en una estúpida burbuja de ignorancia), pero que las todopoderosas editoriales publican y re-editan, los libreros se cansan de vender a un público ávido y los diarios incluyen permanentemente en la lista de "best-sellers".

    - Pero, ¿cómo pueden esos autores de moda contrarrestar la opinión unánime de 16 generaciones de lectores inteligentes que durante 4 siglos han opinado lo que yo pensaba hasta ahora? Y, si Ud. me permite el atrevimiento, ¿cómo pueden decir que son consejos de una buena persona, textos de "El Príncipe" (su obra clásica) como éste en que recomienda ser malo?: "Es necesario que un príncipe que desee mantenerse en su reino, aprenda a no ser bueno en ciertos casos y a servirse o no servirse de su bondad según que las circunstancias lo exijan" (pag. 72, Edición Bureau). Y le cito el primero que tengo a mano, pero hay otros mucho más claros en que propicia la crueldad, la deslealtad, la mentira, el asesinato, etc.

    -¡Qué bruto es Ud.! Maquiavelo era demasiado sutil como para que Ud. pueda captar su bondad. Era un "ciudadano participativo, fiel amigo, gran padre de familia y - sobre todo- buena persona" ("La Nación", 31/12/2000, pag. 11). Y todo eso que a Ud. y a las 16 generaciones de obscurantistas que Ud. invoca como precedente les escandalizaba tanto, tenía como razón de ser un gran objetivo, cual era "liberar a un pueblo o traer la paz; entonces un príncipe no debe temer parecer cruel y hacer lo necesario para obtenerlo, pero sólo si no hay ningún otro camino posible" (Ibidem, pag. 11, 3era. col.).

    - Disculpe mi atrevimiento, ¡oh gran dispensador de ideas al público! pero, ¿no es esa frase suya un reconocimiento de que Maquiavelo realmente autorizaba cualquier medio, aún los crueles, si no había otros, para obtener un fin?.

    - Realmente Ud. no tiene arreglo. Menos mal que yo escribo en un diario que edita 100.000 ejemplares, son distribuidos a través de 10.000 kioscos y no estoy obligado a oir lo que a Ud. le parece o le deja de parecer acerca de mi artículo. Menos mal que los obtusos y empecinados como Ud. son apenas un puñado de inadaptados con el vicio de pensar. La mayoría de los otros 99.000 lectores están totalmente convencidos de que Maquiavelo debe ser reivindicado porque el diario lo dice y de que sus máximas deben ser aplicadas en nuestros días para que triunfe la globalización, prenda de la paz universal.

    - ¿Cómo puede estar tan seguro de que la aplicación de Maquiavelo por parte de los grandes grupos que dominan el mundo no traerá mayores males que los que ya padecemos?

    - Porque yo soy la PRENSA, soy el Cuarto Poder, aplico a Maquiavelo y lo hago a Ud. feliz, aunque Ud. no se dé cuenta y aunque no lo quiera.

    El diálogo termina abruptamente porque el periodista se retira con aire de vestal ofendida. El lector, desesperado, lo sigue con emocionante ingenuidad tratando de conseguir mayores aclaraciones. El periodista lo ignora y le manda decir, por medio de un portero, que el diálogo ha terminado. El infeliz lector trata de seguirlo mientras el periodista se retira con dignidad imperial en dirección a los sagrados ámbitos de la libertad de prensa en que los que el diario se produce. Insiste con la mayor buena fé en pedir explicaciones, pero es inútil. Súbitamente entran tres policías de civil, uno armado con una pistola ametralladora UZI, y los otros dos, portando una camisa de fuerza. El de la UZI amenaza al lector y los otros le colocan la camisa de fuerza. Luego, lo transportan al Borda en una ambulancia del PAMI medio desvencijada.

    Maquiavelo ha quedado reivindicado. Las ventas de los libros que lo propician, aumentan furiosamente.

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