¿Qué es la justicia?

Cosme Beccar Varela
LBM #37
17/11/2000



"Con mucha gracia y verdad respondió un corsario siendo preso, a Alejandro Magno, preguntándole este rey qué le parecía cómo tenía inquieto y turbado el mar; con arrogante libertad le dijo: ¿Y qué te parece a tí cómo tienes turbado y conmovido todo el mundo? Más como yo ejecuto mis piraterías con un pequeño bajel me llaman `ladrón', y a tí, porque las haces con formidables ejércitos te llaman 'rey'"

    Esta anécdota la cuenta el gran San Agustín, en su "Ciudad de Dios", para ilustrar lo que escribe sobre la justicia.

    Dice así el Padre de la Iglesia:

    "Sin la justicia, ¿qué son los reinos sino unos execrables latrocinios?." (De Civ.Dei, libro 4, cap.4).

    ¿Qué es la justicia, si tan importante resulta para la existencia de una sociedad humana?

    En los casos claros y notorios, todos saben (excepto los inicuos empedernidos) cuando un acto es justo y cuando es injusto.

    Por ejemplo, si vemos a un hombre grande darle una bofetada a un niño de 7 años y quitarle la pequeña vianda que le preparó su madre para comer durante el recreo en la escuela y, unos metros más adelante, empujar a una viejita, arrojarla al suelo y robarle su jubilación, no creo que haya alguien (excepto los inicuos empedernidos) que no reconozca esos actos como injustos.

    Si unos pasos más adelante, ese hombre se encuentra con otro más fuerte que le dá una gran trompada y le saca el sandwich y se lo devuelve al niño, y le arranca la plata robada y se la devuelve a la viejita, tampoco creo que haya nadie que no reconozca las acciones de ese segundo hombre como justas.

    El problema es cuando las acciones son más complejas y se relacionan con situaciones más complicadas. Para saber qué es lo justo y qué es lo injusto en esas situaciones, se necesita una sabiduría adquirida por el estudio, la reflexión y sobre todo, por un continuo esfuerzo de practicar la justicia.

    Para que un reino -o lo que es lo mismo, una nación o un Estado- no sea un latrocinio, dice San Agustín, se requiere que sea gobernado con justicia.

    ¿Qué es la justicia? ¿Cómo se sabe lo que es justo en un gobierno? ¿Cómo se consigue, desde el gobierno, realizar todos los actos justos necesarios para que la nación esté bien gobernada y el Estado no sea un latrocinio?

    Primera aproximación a un tema inmenso e inmensamente importante: Justicia es dar a cada uno lo suyo dentro del orden social cuyo fin es el bien común. O sea, hay un "título" por el cual un hombre es acreedor a algo (eso es "lo suyo"), y hay una obligación de otro hombre o de un conjunto de ellos, o de la sociedad entera, que consiste en atender a ese título con la entrega de alguna cosa o la prestación de algún servicio o con la omisión de algún acto que ofende ese título.

    La razón de ser de la vida en sociedad es el bien común. O sea, los órganos de la sociedad le deben a la sociedad toda, el servicio del bien común.

    Un Estado, que por absurdo, tuviera por objeto lograr el bien sólo de unos pocos y dañara a los demás en forma habitual para lograr el bien de esos pocos, no justificaría su existencia. Los más, que no se beneficiasen en nada con aquella asociación, estarían en su derecho al separarse de ese Estado, físicamente o psicológicamente, en conjunto o cada uno a su modo.

    Los bienes que el hombre procura para sí al vivir en sociedad no son sólo los materiales, aunque éstos son esenciales ya que somos un compuesto de cuerpo y alma.

    Existen los bienes superiores de la cultura que se transmiten por la educación. Lo primero a que tiene derecho un ser humano frente a la sociedad, desde su más tierna infancia hasta su muerte, es a ser educado, a que se le enseñen todas las cosas necesarias para ser hombre y tanto más perfectamente hombre cuanto sea posible.

    El progreso de una sociedad se mide, en primer lugar, por el crecimiento de sus integrantes en la adquisición de la cultura y su difusión al mayor número. Sólo en segundo lugar, aunque esencial, repito, se mide por el crecimiento de la riqueza, aunque la adquisición de los bienes materiales indispensables para la vida, tales como el alimento, el vestido y la vivienda, priman cronológicamente sobre los aspectos "lujosos" de la cultura, por ejemplo, la construcción de grandes museos. Porque hay una cultura básica que no es n lujo, sino que es tan esencial como la comida, el vestido y la vivienda. O sea, no se puede invertir en museos mientras no se hayan asegurado esos bienes esenciales a todos. Tampoco, claro está, se deben liquidar los museos existentes.

    En fin, es asunto de no acabar si quisiera seguir analizando aspectos de lo que es una sociedad que atiende al bien común.

    Como vemos, los problemas de gobierno tienen tantos aspectos y exigen una tal finura de análisis que no cualquiera puede resolverlos. Por eso, no cualquiera puede gobernar.

    La justicia exige que se les dé el gobierno a los mejores y que se excluya de él a los ineptos, deshonestos y perezosos. Y esto lo exige la justicia con una enorme vehemencia, si se pudiera decir así. No es un asunto de balanzas que pesen 10 gramos de más o de menos. Es un asunto en el que le va la vida a la nación. Es la primera de las necesidades, porque si esa no está cumplida, las demás quedan forzosamente desatendidas y no hay manera de arreglarlas.

    Este primer acto de justicia no es debido a esos mejores, sino en segundo lugar. La primera acreedora de esta obligación de justicia es la sociedad misma; es ella la que lo reclama con urgencia de vida o muerte.

    No quiero entrar hoy en ejemplos de lo que ocurre en la Argentina, porque quise escribir en teoría. Me imagino que todos necesitamos, de vez en cuando, abstraernos de nuestras desgracias para poder pensar en la forma de salir de ellas.

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