Un juez

Cosme Beccar Varela
LBM #17
25/9/2000


El Juez tiene tales poderes sobre los habitantes de una nación que sólo puede designarse en ese cargo a personas que tengan la valentía de ser independientes de todos los poderes; conozcan las leyes en forma sapiencial, o sea que las consideren como aplicaciones prudenciales de una Justicia superior que debe guiar al legislador y si asi no fuera, que tengan tal seguridad en su ciencia y tanto amor a la Justicia, que se atrevan a anularlas y corregirlas en el caso concreto; que tengan una inteligencia despierta como para discernir los hechos de una causa, analizar las pruebas y saber quién miente y quién dice la verdad y por sobre todas las cosas, que tengan un profundo temor de Dios para que no se atrevan a condenar un inocente, ni a negar un derecho, ni a demorar el despacho de una causa, ni a sobreseer a un delincuente empedernido. Junto con todo eso, el Juez debe ser modesto en sus ambiciones personales. No debe empeñarse en ser rico, aunque debe pagársele, con puntualidad y certeza, más que suficiente para vivir de acuerdo a su clase, sin llevar una vida rumbosa ni preocuparse de estar a la moda porque el hombre de mundo, el divertido, el juerguista, gasta mucho y necesita mucha plata. El "show off" es carísimo. No debe ser ostentoso, ni buscar la publicidad.

    En el silencio de su despacho, diría que en la presencia de Dios que conoce hasta nuestros pensamientos más recónditos, debe analizar los casos y fallar con diligencia y con oportunidad.

    Debe ser también humilde, sin perder la noción de su jerarquía, para ponerse a la altura de todos los hombres que recurran a sus estrados. Debe ser accesible, y recibir a todos los litigantes para oír sus alegatos y conocerlos. No puede creerse que porque está constituido en poder, está en un Olimpo al cual los viles mortales no tienen acceso. No debe favorecer jamás a sus amigos ni perjudicar a sus enemigos. Pero sobre todo, si la amistad o la enemistad no son tales como para excusarse, no debe dejar de darle la razón a sus amigos ni fallar contra quienes no ama, por temor al "qué dirán". El juicio de Dios y su conciencia es lo único que debe temer.

    Y debe ser misericordioso. No debe dejar de hacer justicia, pero debe inclinarse a misericordia cuando sea posible y debe ser blando con el pobre y el débil, sin ser jamás injusto con nadie, por poderoso que fuera. Entre los consejos que le dió Don Quijote a Sancho Panza cuando fue a gobernar la ínsula Barataria estaba éste: "Que las lágrimas del pobre te muevan a más compasión, pero no a más justicia que las razones del rico".

    Estas virtudes que son exigibles a todos los Jueces, pero en especial a los penales puesto que éstos disponen de la libertad y, en algunos casos, de la vida de los justiciables. Y entre los jueces penales, los de instrucción, porque ellos deciden casi en forma potestativa, inmediata y secreta, y pueden arruinar la vida de los inocentes en base a meras presunciones o sospechas o, peor aún, en base a denuncias falsas, provenientes inclusive de algunos policías que pueden proceder sin razón y llevar al Juez indicios interesados que pueden engañarlo.

    Teniendo esto in mente, es inaceptable lo que "La Nación" escribe hoy (25/9/00) sobre el Juez federal en lo penal Gabriel Cavallo. Con tono elogioso presenta un perfil del Dr. Cavallo que incluye lo siguiente: "no es un cruzado ni un fundamentalista del derecho, ni un ejemplo de modestia y austeridad. Le gusta vestirse bien, veranear en Brasil y su caminoneta Mercedes Benz que compró en 48.000 pesos no tiene nada que envidiarle a las 4x4 de sus colegas sospechados" ... "le gusta navegar en su velero (y) manejar autos importados...". Reconoce haber llegado a su cargo de la mano de Corach, "es el mejor político del fuero político por excelencia y sus aliados más cercanos son los periodistas". En cuanto a sus fallos, explica que son influidos por las necesidades políticas del momento, con lo cual reconoce que no lo guía la Justicia, sino el interés del poder establecido. Por ejemplo, dice que sobreseyó "a su colega del fuero, Juan Galeano, cuando éste apareció en un video ofreciendo dinero a un preso involucrado en el caso AMIA (porque) nadie quería que se cayera la causa AMIA" y "la causa contra Liporaci avanza a paso de tortuga porque Cavallo no quiere ser culpado de frenar al Juez encargado de la limpieza del Senado". El artículo da otros ejemplos de igual parcialidad pero con lo dicho, basta.

    "La Nación" se autotitula "tribuna de doctrina". ¿De qué doctrina se trata? ¿Qué puede esperarse cuando un diario que todavía lee mucha gente buena, inculca un "ejemplo" de Juez como el que acabo de reseñar?

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