La sombra de Goebbels

Cosme Beccar Varela
LBM #91
8/2/2001


A fines de 1937 Hitler se encontraba en graves dificultades políticas. El grueso de los recursos del tesoro alemán eran usados para fabricar armamento y reforzar las fuerzas policiales de la Gestapo y las SS. Entretanto, los países libres habían establecido una suerte de embargo comercial contra Alemania, de tal modo que a ésta le resultaba dificil comprar bienes de uso o de consumo para la población civil, no producidos en su territorio.

    Como consecuencia de ello, había un gran descontento en el pueblo, aún entre los simpatizantes del nazismo. Los asesores políticos de Hitler vaticinaban numerosas protestas y un crecimiento de la popularidad de los opositores que actuaban desde el exilio con la ayuda de algunos agentes en el interior del país, sobrevivientes de las numerosas purgas del régimen.

    Las cárceles y campos de castigo nazis recibían cada vez más prisioneros que no tenían antecedentes políticos, simplemente gente de pueblo, desesperada porque no conseguía un remedio para un familiar o porque estaba harta del racionamiento alimenticio o por simple hastío de la vida en un país completamente volcado a la guerra que se avecinaba y que poco hacía por el bienestar general.

    Los agentes de Hitler en los países libres fueron instruidos para redoblar sus esfuerzos con el fin de obtener el levantamiento de ese embargo silencioso al que estaba sometida Alemania.

    Goebbels, jefe de la propaganda nazi, fué el encargado de imaginar el contenido de la campaña pro-levantamiento de las medidas restrictivas.

    Con su habitual astucia y conocimiento de las debilidades de la psicología humana, desarrolló la siguiente argumentación para ser usada en esa campaña y que fué transmitida de inmediato a todos los agentes nazis en el mundo:

    "Hay que distinguir entre Hitler y el pueblo alemán. Las restricciones económicas que pesan sobre Alemania, aumentan los sufrimientos de una población que ya padece bajo la dictadura nazi.

    "Las restricciones económicas no afectan al esfuerzo de rearme alemán, porque la gran mayoría de los materiales, recursos, tecnología y medios que son necesarios para producir armas no dependen del exterior. Lo poco que se necesita de afuera para esos fines, el régimen lo obtiene a través de negociantes internacionales de la red de tráfico negro, al precio que sea.

    "Levantar las restricciones comerciales sólo beneficiará al pueblo. Es absurdo pensar que la venta de alimentos, remedios, ropa y otros bienes de uso y consumo personal beneficiará a Hitler o a los jerarcas del partido: a ninguno de ellos le falta ninguna de esas cosas."

    Goebbels explicó ante los escandalizados agentes que consiguió reunir en Berlín, que los aparentes ataques contra Hitler y el nazismo que había en ese discurso, eran apenas una estrategia para obtener el resultado que interesaba en ese momento enormemente a Hitler: el levantamiento de las restricciones económicas.

    Agregó que debía evitarse cualquier análisis del régimen en sí, que no debía permitirse que el discurso fuera interrumpido con preguntas sobre los campos de castigo, sobre la cantidad de prisioneros políticos que había, sobre la actividad de la Gestapo, ni de las SS, ni sobre el frenético rearme alemán, ni sobre las intenciones futuras del régimen.

    Sólo debía machacarse sobre el argumento dado por Goebbels para obtener el levantamiento de las restricciones económicas. Ese era el objetivo supremo en esa campaña.

    Los demás asuntos no se resolverían polemizando frente a la opinión pública de los países libres, porque ésta era excesivamente sensible a ciertos procedimientos del nazismo. En todo caso, debían negar enfáticamente la existencia de tales procedimientos y si alguien insistía con el tema, debían acusarlo de comunista e insultarlo para provocar una reacción intemperante que descalificara al objetante.

    Goebbels trazó un panorama de la política interna de los principales países mostrando cómo varios de sus gobiernos tenían simpatías "derechistas" que les inclinaba a cerrar los ojos frente a los procedimientos del nazismo. Les dió una lista de los partidos de derecha que había en cada país, de los periodistas que apoyaban sutilmente a Hitler y, como ejemplo, mostró la tapa de una de las revistas de mayor tiraje de los EEUU en cuya tapa había una foto de cuerpo entero de Hitler con el siguiente título: "Un gigante del siglo XX".

    Como resultado de esta sutil campaña lanzada por Goebbels, las restricciones económicas fueron levantadas; el pueblo alemán tuvo un mayor bienestar; las protestas contra Hitler cesaron, quedando reducidas a pequeños grupos más politizados y patriotas que fueron perseguidos minuciosa e implacablemente hasta su desaparición; la productividad en las fábricas de armamentos aumentó y los presos políticos fueron olvidados. Hitler salió enormemente fortalecido con el éxito de la maniobra goebbeliana.

    El resto de la historia ya la saben los lectores: dos años después el nazismo comenzaba la 2da.guerra mundial que causó 40.000.000 de muertos y terminó con la implantación del comunismo en medio mundo el cual, a su vez, causó 100.000.000 de muertos para imponer y consolidar su tiranía en muchos países.

    NOTA DE LA REDACCION: La historia que acaba de leer, querido lector, es imaginaria. Sin embargo, como el personaje central era Hitler y el beneficiario del levantamiento del embargo, era el nazismo, a Ud. le habrá parecido evidente que el embargo no debió ser levantado por los países libres, porque fortaleció a Hitler. Habrá comprendido claramente la falacia del supuesto argumento de Goebbels.

    Ahora bien, cambie a Hitler por Fidel Castro, y a Alemania por Cuba, y tendrá una idea exacta de la intensa campaña que se lleva a cabo en estos momentos para levantar el embargo de los EEUU contra el comunismo cubano. Hay un Goebbels que ha inventado una maniobra exactamente igual a la de mi historia imaginaria, pero muy real y en favor de Fidel Castro.

    Entre los gobiernos simpatizantes, se cuenta el argentino a pesar del voto del año pasado en la Comisión de Derechos Humanos y a pesar de los chistecitos de Menem sobre Castro.

    Menem ayudó mucho a Castro, a quien lo unía una profunda simpatía personal. Intercambiaban regalos recíprocos y toda clase de gestos amistosos. El 3/1/89 Menem declaró: (la revolución castrista) "cumplió su cometido y le cambió la cara a Cuba, que era una suerte de república dependiente de los centros de poder...Con esta revolución Cuba consiguió su independencia. Nadie puede negar que Cuba se convirtió en uno de los Estados más importantes de America Latina" ("La Nación", 3/1/89, pag. 3). Y Perón había ordenado reanudar relaciones con Cuba en 1973.

    En cuanto al gobierno actual, no hay duda de sus simpatías por Castro, como que está controlado e inspirado por Alfonsín, el único presidente argentino que visitó la Cuba castrista (1986) y le prestó fuerte asistencia financiera.

    Por lo pronto, sus principales funcionarios pertenecen a los sectores más izquierdistas de la UCR y el FREPASO, su aliado, es abiertamente de "sinistra". El Sr. Alvarez y Alfonsín han propiciado ya, a pesar de los recientes insultos de Castro, que la Argentina no vote en contra de Cuba en la próxima reunión de la OEA. Los agentes del "goebbels" de izquierda ya empiezan a mostrar su juego.

    Otra: Magdalena Ruiz Guiñazu y el jefe del bloque del FREPASO en la Cámara de Diputados, Darío Alessandro, esta mañana cantaron por la radio un aria a dúo en pro del levantamiento de las sanciones contra Cuba cuya letra era exactamente igual, punto por punto, al argumento de "Goebbels".

    La desfachatez de la locutora es especialmente asombrosa considerando que ha sido bien educada por una noble y antigua familia argentina, en la cual nació. øCómo ha logrado aplastar su sensibilidad, su sentido común y de justicia, para apoyar engañosamente al chacal del Caribe y reforzar su régimen carcelario y criminal? øEran de cocodrilo las lágrimas que derramó por las víctimas de la represión militar, siendo que se muestra partidaria del torturador, carcelero y asesino de miles de víctimas inocentes que sufren en las horribles cárceles o cayeron frente al paredón de Castro, ignorando a esas víctimas, peor aún, agravando su situación? Dos pesos y dos medidas, doble discurso, nula conciencia.

    En cuanto a Rodríguez Giavarini, sospecho que los insultos de Castro, le han servido para escenificar una reacción teatral, sin contenido real, porque no expulsó de inmediato, como correspondía, al insolente embajador de Cuba que se permitió devolver la carta de protesta de la Cancillería y dar una conferencia de prensa, ayer, con desplantes de matón. Es curioso que allí citó el caso de Elián Gonzalez. ¿Cómo les duele el precio que han pagado, y seguirán pagando, por la canallada cometida contra el niño! (ver "La Nación", 8/2/2001, pag. 7).

    Rodríguez Giavarini es uno de los funcionarios menos confiables del régimen, porque lo creo capaz de cualquier voltereta política, aunque contradiga su imagen de católico de centro-derecha. No hay duda de que él negoció, o continuó la negociación, e hizo firmar, el Convenio de Cooperación Educativa con Cuba, ratificado por ley 25.359 (BO 12/12/2000) por el cual ambos países se comprometen a fomentar el intercambio de información, publicaciones y documentos, realizar actividades conjuntas, etc en materia educativa. O sea, abrió la puerta para que el comunismo que impregna toda la educación en Cuba, desde el Jardín de Infantes hasta el último año de la Universidad, penetre en las escuelas argentinas.

    Además, está por verse si no terminará absteniéndose en la votación de la OEA, como quiere la izquierda.

    De la Rúa, como la esfinge egipcia, mira para otro lado y calla; pero su corazón de viejo militante de centro-izquierda sospecho que late fuertemente en favor de Cuba...

    Por último, como dato final para mostrar la aplicabilidad de la parábola hitleriana, el "Time" del 26/1/2001 publica, en la tapa, una foto de cuerpo entero de Fidel Castro y otra del Papa más chica, con el siguiente título: "Dos gigantes del siglo ponen su fé a prueba".

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