2031 (I)

Cosme Beccar Varela
LBM #115
14/3/2001



(EXPLICACION INTRODUCTORIA. Es tal el descalabro nacional y es tan penoso analizarlo todos los días, que he resuelto hacer un "intermezzo" novelado. Desde ya aclaro que los personajes son todos ficticios, que no propongo a ninguno de ellos como modelo y que cualquier semejanza entre los caracteres imaginarios y la realidad actual es puro fruto de la casualidad. A quien pretenda reprocharme alguna intencionalidad, lo tacho dede ya como discriminatorio y enemigo del arte literario. Eso sí, reconozco que me inspiro en la famosa novela "1984" de George Orwell, aunque no en la desesperanza ni en la sordidez que rezuman las páginas de ésta).


* * *


Las calles están sucias. Las veredas, compuestas por baldosones de cemento, están rotas o con grandes manchas de grasa y de otras substancias indefinidas.


Hace rato que la Municipalidad resolvió reemplazar las antiguas baldosas acanaletadas, de color ocre, tan elegantes y tradicionales, por estos feos baldosones que se caracterizan por su gran capacidad de absorción de toda clase de suciedades e imposibles de limpiar. Además, son quebradizos y difíciles de instalar por lo cual, frecuentemente, quedan flojos y sorprenden al caminante con un chorro de agua proveniente del subsuelo.


Está amaneciendo. El centro de la ciudad de Urnas, capital de Platafácil está desierto. El día anterior, el 2 de Enero del 2031 hubo elecciones generales en las cuales triunfó la Democracia, como en todas las elecciones anteriores.


La renovación ordenada de autoridades, bajo la tutela de los dos partidos únicos, se produjo en base al Consenso Histórico del 2003 en el cual los partidos pochista y cívico habían acordado reformar la Constitución para declarar a esas dos estructuras partidarias como las únicas habilitadas para presentar candidatos y para turnarse en la presidencia de la Nación cada cuatro años.


Todos los demás partidos se adhirieron al Consenso Histórico incorporándose a uno u otro de los dos, declarando los dirigentes de esos partidos que, en realidad, les daba lo mismo siempre que tuvieran oportunidad de participar en las numerosas ventajas que que gozaban los políticos de Platafácil. Además, todos ellos eran ex-pochistas o ex-cívicos y carecían totalmente de principios, de modo que no pusieron objeción alguna.


Hacía rato que eso ya ocurría de hecho, pero en el 2003 había sido elevado a rango constitucional.


Hay una larga cola de jóvenes en una de las calles del centro. Se extiende por tres cuadras.


Había aparecido un aviso en los clasificados del diario "Corneta" pidiendo un cadete y, según era costumbre, los desocupados se agolparon antes del alba en los portones de salida de la imprenta a la espera de la edición del diario para comprarlo y llegar primero a cualquier nuevo puesto que se ofreciera.


Había verdaderas aglomeraciones de gente de todas las edades, todas las noches, frente a esos portones. Algunos proxenetas circulaban entre la multitud seleccionando mujeres jóvenes y atractivas para intentar reclutarlas con engaños y falsas promesas para su inmundo negocio. No faltaban otros que hacían lo mismo con jóvenes varones. La homosexualidad era facilitada por las nuevas leyes de Antidiscriminación y Libertad de Opción sancionadas por el Congreso de Platafácil.


Otros concurrentes habituales eran los delegados de los "capos di maffia" que elegían a los que tenían cara de malos para proponerles que se incorporaran a alguna de las numerosas bandas de criminales que operaban en Platafácil.


Los jóvenes debían hacer verdaderos actos de valor para rechazar la pegajosa insistencia de unas u otras de estas aves de rapiña que revoloteaban en torno de ellos. Justamente por eso, se les llamaba los "cuervos" en el argot de la ciudad de Urna.


La cola que esperaba la apertura de la oficina se engrosaba minuto a minuto con nuevos aspirantes. Los "cuervos" recorrían la cola de punta a punta ofreciendo cigarrillos de marihuana y fotos pornográficas para entrar en conversación. Hacían un nuevo intento de reclutamiento. Nunca cesaban.


Bastaba que uno tomara el cigarrillo o la foto para que varios lo imitaran. Hasta que alguno rehusaban y entonces se cortaba la cadena del automatismo resignado.


Los "cuervos" odiaban a esos renuentes. A los que mostraban más decisión en el rechazo, solían esperarlos en las proximidades y darles una brutal paliza. Ese escarmiento hacía que cada vez fueran menos los que rechazaban aquellas ofertas.


La oficina que había puesto el aviso, ubicada en una esquina, abría a las 9 de la mañana. Recién eran las 5 y media y todavía era de noche. Apareció un grupo de cinco muchachos que, aparentemente, se dirigían hacia el final de la cola para tomar ubicación.


Uno de ellos se acercó a un "cuervo" que intentaba hablar con una bella y tímida jovencita que no le contestaba y que se mostraba incómoda y temerosa. Le tocó el hombro y cuando el hombre se dio vuelta le propinó una terrible trompada en la nariz. El "cuervo" cayó redondo al suelo y pronto la camisa se le tiñó de sangre. (La nariz sangra bastante).


-¡¿Qué..qué..qué pasa?! - balbució dolorido y desconcertado el "cuervo".


-¡Dejá tranquila a la chica, carroña! -le respondió el joven y siguió su camino hacia el fondo de la cola.


Los cómplices del "cuervo" herido acudieron en su auxilio y sacaron pistolas (los "cuervos" siempre andaban armados a vista y paciencia de la policía de Urna). Los cinco amigos corrieron y dieron vuelta en la otra esquina. Los "cuervos" detrás. La sorpresa de éstos fué mayúscula cuando, al entrar en la bocacalle, fueron recibidos a balazos. Los jóvenes estaban parapetados detrás de una de la numerosas pilas de basura dque adornaban las calles de Urna y hacían disparos intimidatorios. No hizo falta más. Los "cuervos" se volvieron por donde venían, rápidamente.


- ¡Llamá a la policía! - dijo uno de ellos dirigiéndose a otro que tenía un teléfono celular.


Éste así lo hizo y a los pocos minutos se oyeron las ominosas sirenas de los Cuerpos de Pacificación Democrática (antiguamente llamada Policía Federal) que acudían presurosos.


Pero ya los jóvenes habían tomado un ómnibus y estaban a varias cuadras del lugar.


- Vamos a casa de Esteban - dijo el que parecía el mayor y que había sido quién asestó el certero golpe en la nariz del "cuervo"- Creo que uno de los tipos esos me reconoció y es probable que vayan a casa a buscarme.


- Es posible que te haya reconocido, Luis, porque es la quinta vez que hacés lo mismo- contestó uno de los otros cuatro - Vas a terminar con un balazo en la cabeza o preso.


- ¡Qué querés que haga! No puedo soportar más el ver cómo estos canallas se aprovechan de la miseria para su infame negocio. Pero tenés razón; de eso quería hablar, porque hay que ver si se puede hacer algo mejor que esta especie de quijotada inútil. Vamos a lo de Esteban donde estarán los otros y les propondré una idea.


(Continuará)

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