Juventud, divino tesoro

Cosme Beccar Varela
LBM #129
4/4/2001



Unamuno decía: "La juventud es un tesoro, lástima que esté en manos de irresponsables..."


Esta broma del ilustre profesor de la Universidad de Salamanca tenía un mensaje en serio: cuidemos a los jóvenes porque ellos pueden gastar inútilmente el tesoro de su juventud. Y no, precisamente, leyendo la famosa obra "El tesoro de la juventud" que entretuvo y enseñó tanto a tantas generaciones.


Una de las señales más evidentes de la decadencia de una nación es cuando los jóvenes dejan de respetar las tradiciones y de aceptar la cultura del país.


Como son incapaces de crear otra cultura que merezca el nombre de tal, entonces se hacen bárbaros e imitan las apariencias exteriores de otras "culturas" que conocen muy superficialmente.


Esto es un síntoma inequívoco de decadencia de la nación porque eso ocurre cuando la sociedad entera ha perdido vitalidad y confianza en sus propias esencias.


Cuando una sociedad pierde el amor a la Patria que la cobija y que la une a las generaciones pasadas y a las futuras, es un "¡sálvese quien pueda!" generalizado, en el que triunfan los más egoístas, los más inmorales y los más fuertes. Y todos los demás los admiran con envidia.


Automáticamente, esos depredadores se convierten en los modelos de los jóvenes. La enseñanza de las escuelas deja de interesarles y de contenerlos. Los edificios escolares se convierten en lugares de reunión y para trabar relaciones con sus coetáneos.


Los peores de entre ellos tiranizan a los menos contaminados por los falsos prototipos y los llevan de rondón a participar de sus vicios. Es decir, la escuela en vez de formar, deforma, porque esos jóvenes podrían haber sido buenos si no fuera por las malas compañías que les imponen las escuelas.


Los mismos profesores se convierten en factores multiplicadores de este descalabro moral e intelectual. Unos por demagogia, otros por temor y, casi todos, por ignorancia de la verdadera cultura o por falta de convicción sobre sus principios, si es que los conocen.


Y cuando el gobierno del sistema educativo de esa nación decadente está en manos de ideólogos de falsas filosofías, llenos de odio por la verdadera (que desconocen supinamente, pero odian a causa de sus deformados instintos); y cuando el clero además de perezoso y mediocre, ha perdido su brújula doctrinaria y se ha hecho tributario de aquella "intelligentzia" desviada; entonces, la caída de esa nación es veloz e irreversible.


¿Cuán lejos de esta situación se encuentra la Argentina del 2001?


Juzgue el lector por la noticia de lo ocurrido por SEXTA VEZ EN DOS AÑOS en un colegio secundario de Avellaneda (y no se olvide que un "fubista" de la radico-marxista "Franja Morada" es, nada menos, que Ministro de Educación).


"La biblioteca y otras tres dependencias de la escuela de enseñanza media Nro. 12 - "República de Colombia", de Avellaneda (N: ubicada en pleno centro, frente a la Municipalidad), aparecieron ayer envueltas en llamas, producto de un incendio intencional...


"Para la Policía es probable que los autores de los destrozos sean estudiantes del colegio, pues en la dirección aparecieron pintadas (graffiti e insultos) contra el director de la institución y la bandera de ceremonia fué manchada con salsa de tomate.


"Los responsables del incendio sólo se llevaron la bandera del patio de la escuela...


"'No es la primera vez que entran a robar en el colegio: en realidad es la sexta en menos de dos años. Pero como en esta oportunidad no encontraron nada de valor QUEMARON LA BIBLIOTECA, la preceptoría, la secretaría y la dirección del colegio?, dijo Daniel Fernandez, vicedirector de la escuela atacada.


"La biblioteca fue otro de los sectores más perjudicados. Allí se quemó la mayoría de los libros. 'Aquellos que no fueron consumidos por las llamas fueron alcanzados por el agua de los bomberos y ahora están inutilizados, húmedos y sucios', explicó una docente.


"Según fuentes policiales, el caso de la Escuela República de Colombia no es único y representa otro episodio de los hechos de violencia que se producen FRECUENTEMENTE contra escuelas públicas." ("La Nación", 4/4/2001, pag. 11)


¿Qué le parece, estimado lector?


Desde que la "modernidad" domina el mundo ex-civilizado, con sus teorías permisivistas, su "democratización" de la escuela, su demagogia con los adolescentes, su admiración por la izquierda como única ideología "juvenil" y "socialmente comprensiva" (sin perjuicio de aplicar el super-neo-capitalismo más feroz en la economía), su laicismo y su enciclopedismo vacío, o sea, desde hace medio siglo, más o menos, sufrimos cada diez años una nueva invasión de los bárbaros.


Estos bárbaros juveniles de hoy, en algún sentido, son peores que los que invadieron Europa al finalizar el poder del Imperio romano. Aquellos pueblos eran rudos pero aceptaron ser catequizados, con lo cual adoptaron la cultura de los vencidos inyéctándole a la civilización sangre nueva, nueva vitalidad y nuevas formas superiores (el estilo gótico, por ejemplo).


Mientras que estos neo-bárbaros son fruto de la degeneración de una cultura que aborrecen y es muy dificil que acepten ser catequizados, aunque sí comprados y reclutados en las filas del super-neo-capitalismo, que es la consolidación de la barbarie adoradora del dios dinero.


Suele creerse que el problema es económico: falso.


Ser más pobre o más rico es un accidente. Pero ser un bárbaro destructivo y bestial o ser una persona de bien, inteligente y honesta, eso es substancial y decisivo. "To be or not to be, that is the question", diría Hamlet.


Esos "tesoritos" de la escuela de Avellaneda (y sus congéneres que realizaron los frecuentes actos de vandalismo que ocurren en esa y en otras escuelas en todo el país), demuestran que nuestra juventud-tesoro está optando por la primera de las alternativas. Eso es mil veces más grave que la deuda externa y la recesión.

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