Servicio Nacional de Prostitución Inducida y Amor Libre

Cosme Beccar Varela
LBM #138
22/4/2001



"Con el apoyo unánime de la Alianza, parte del justicialismo y la mayoría del cavallismo" la Cámara de Diputados aprobó en general y simultáneamente en particular, el proyecto de ley de "salud sexual y procreación responsable", eufemismo hipócrita con que se designa al proyecto de "prostitución inducida y promoción del amor libre" propiciado por las diputadas Giannettasio (peronista) y Guevara (UCR).


El proyecto -cuyo texto no encontré en ningún diario- "crea un Programa Nacional de Procreación Responsable, con el objetivo de


+ prevenir … bla,bla,bla;


+ entregar anticonceptivos transitorios y reversibles (N: cuales sean esos dependerá de la parcial opinión del médico que intervenga quién, de todas maneras, deberá proveer lo que le pidan las o los interesados) en hospitales públicos, obras sociales y prepagas;


+ alcanzar un buen nivel de salud sexual y de procreación responsable (N: léase, sexo sin procreación);


+ disminuir la mortalidad materno-infantil (N: léase, asesoramiento para abortar matando al niño sin peligro para la "madre", palabra ésta demasiado grande como para adjudicarla sin comillas a una mujer que pide el aborto);


+ prevenir embarazos no deseados (N: lo dicho más arriba: sexo sin procreación para adolescentes sobretodo, porque los más "creciditos" ya saben bien cómo hacerlo);


+ promover la salud sexual de los adolescentes (N: o sea recomendarles que no se "repriman", que den rienda suelta a sus instintos, que eviten la traumática castidad, eso sí, usando preservativos y demás precauciones, con la red de seguridad de un aborto sin riesgo de vida)


+ y garantizar a toda la población la información, orientación y métodos (N: o sea, una "escuela" pagada con nuestros impuestos para la prostitución general de la juventud, alegre, desprejuiciada y sin hijos que molesten con sus mamaderas, pañales e inevitables apegos sentimentales)".


Si se trata de menores de edad, el proyecto exige que concurran acompañados de sus padres para recibir la asistencia del servicio nacional de prostitución, que es lo que en realidad crea este proyecto. Eso si: los padres no pueden oponerse y la voluntad del menor prevalece sobre la de sus progenitores, meros convidados de piedra a esa ridícula sesión. Y esto es considerado como un triunfo del clero en su "heroica" oposición al proyecto...


En resumen, una porquería total, una escandalosa desvergüenza, un proyecto digno del Club de los Miércoles. (N: El Club de los Miércoles es el Congreso Nacional, que juntamente con sus congéneres del interior le cuesta al país $20.000.000.000 por año pero se reúne solamente los Miércoles; el resto de la semana sus integrantes, "ñoquis" y demás beneficiarios, se dedican a gastar los $ 20.000.000.000).


No es necesario decir que este proyecto de ley es profundamente inmoral. La única vida sexual propiamente humana es la que se tiene dentro del matrimonio y sin evitar sistemáticamente la procreación.


Dios dotó al hombre de capacidad reproductiva para perpetuar la especie humana, no para darle una oportunidad de negocio a proxenetas y prostitutas, ni para satisfacer los instintos irracionales de las distintas categorías de babosos que hay sobre la faz terráquea.


Nada más magnífico que el fruto de las entrañas maternales, que es el niño, fuente inagotable de alegrías (y de dolores de cabeza, aunque estos muchos menores que las alegrías). Y para ese niño no hay nada más indispensable que tener un padre y una madre a su lado en forma constante, al alcance de sus infantiles deseos, que lo alimentan, educan y protegen. Nada más maravilloso que ver desarrollarse la inteligencia de un niño desde que nace.


Solamente gente pervertida y enemiga de la humanidad puede proponer una ley que separe el sexo de la procreación en forma sistemática y generalizada. O, lo que es lo mismo, una ley que promueva la prostitución de los adolescentes y de los jóvenes.


¿Quién puede decir que estos diputados representan al pueblo argentino? Ni el más audaz de los cínicos descarados podría sostenerlo si se le preguntara de esta manera: "¿Puede Ud. jurar bajo pena de ser maldito de Dios y castigado por El con la muerte, que los Diputados que aprueban semejante brutalidad representan al pueblo argentino?".


Estoy seguro que una encuesta presentada de esta manera tendría un 90 % de respuestas negativas. El 10% restante pertenece al número de empecinados laicistas y de suicidas que hay en todos los pueblos modernos, mas o menos afectados de problemas psíquicos.


Debo confesar que me cuesta referirme a un tema como éste, tan desagradable. El Apóstol San Pablo dice en una de sus Epístolas: "Estos asuntos ni se mencionen entre vosotros". Pero los tiempos son tales que estoy seguro que San Pablo me perdonará por haber apostrofado de esta manera a los usurpadores que se sientan en el Congreso.


No entiendo como la acicalada parlamentaria peronista Giannettasio pudo vencer su natural pudor para promover tan empeñadamente este proyecto. Si alguien interpreta estas palabras como una ironía, está en lo cierto.


Lo mismo dígase de una señora anónima que "Clarín" fotografió en un palco de la Cámara acompañada por dos niñas de unos 9 años. ¿Qué ejemplo le dio a esas niñas? ¿Por qué las sometió al espectáculo bochornoso de un conjunto de individuos atacando la moral y promoviendo el amor libre? ("Clarín", 19/4/2001).


Un detalle de esta reunión del Congreso que debo destacar es que la Diputada Carrió, a quien felicité en este periódico por su oposición a la ley de poderes extraordinarios exigida por Cavallo, tuvo la incoherencia de apoyar enfáticamente este proyecto con un "emotivo discurso... (en el) que defiende la ley desde un lugar de 'católica practicante'." ("Clarín" 19/4/2001 pag. 36).


Curiosamente, a pesar de que en aquella otra ocasión le expresé mi apoyo y le sugerí argumentos, ella nunca me agradeció ni respondió a mis llamados. Ahora entiendo: lo que hice por ella, ella jamás lo haría por mí. Aunque yo tomara la posición mas heroica en defensa de la patria, jamás me apoyaría.


¿Por qué? Porque ella es una ideóloga radical (con todo lo que eso significa) y jamás aplaudiría a quien que no fuera "politically correct" desde el angostísimo punto de vista de su secta.


En todo caso, dejando de lado esta cuestión personal, debo decir que me parece intolerable que haya invocado su catolicismo "practicante", para sostener la prostitución inducida e indirectamente el infanticidio abortista. En la medida en que apoyó esto, negó su catolicismo frontalmente.


Podría decir más sobre todos este asunto, pero siento, como Martin Fierro, que "la lengua se me añuda / y se me turba la vista" de pura indignación ante el imperdonable atentado cometido contra la integridad moral de la juventud argentina.


De la Rúa quiso que esta ley no se tratara hasta que él volviera de verlo al Papa. ¿Qué significa eso? ¿Qué quiso hacer creer al Papa que él se opone a la ley y que toda aquella visita fue una comedia representada por unos días? La respuesta la tendremos cuando la ley sea aprobada por el Senado, momento en que podrá vetarla, como debe, o dejarla pasar, como sus simpatías por el laicismo radical le sugieren. El precedente sentado por su amigo Olivera cuando la Legislatura de Buenos Aires aprobó una ley análoga, nos hace temer lo peor.

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