Un concierto de rebuznos

Cosme Beccar Varela
LBM #140
24/4/2001



Si bien no tiene autoridad en términos absolutos, porque se trata de una empresa comercial, sin embargo, en el mundo mega-capitalista globalizado, frente a quienes tienen poder de decisión y que se guían por criterios puramente económicos, la opinión de una consultora internacional muy conocida tiene un gran peso.


Por eso, para introducir el tema de la educación que pienso analizar en este artículo, me parece interesante mencionar una propuesta de Booz Allen & Hamilton, famosa consultora cuya sede principal está en Nueva York.


Según esta empresa, para poder crecer en los próximos 10 años, la Argentina necesita desesperadamente mejorar su educación. Y si no crece retrocederá inexorablemente.


En este momento, a pesar de que la Argentina es el país 17mo. por su riqueza está en el puesto 64to. si se considera el ingreso promedio de sus habitantes.


Aún así la Argentina es apenas 24 veces menos rica que los EEUU con una población 10 veces menos numerosa, lo cual es sorprendente bueno si se compara la inmensidad de EEUU su potencial económico, su importancia mundial y su poderío militar.


Sin embargo, con el correr de los años, el bajo ingreso medio que nos coloca en uno de los últimos lugares del mundo y el éxodo de los científicos y técnicos irá deteriorando la calidad de la clase dirigente y del pueblo; irá descendiendo su capacidad de comprensión y aprendizaje del pueblo y retrocederemos aún más en la escala de las naciones.


¿Cómo se revierte está situación? Según Booz Allen "los países que despegaron (económicamente) invirtieron fuerte en educación, en reformas para mejorar la eficiencia del gasto y en el desarrollo de nuevas tecnologías.


"'Es posible avanzar en definir algunos elementos de esta visión para la Argentina'.


"Esta Consultora pronostica que en el 2010 el país puede ser la sociedad más desarrollada de Sudamerica, con las mejores condiciones sociales para sus habitantes, el mejor país de la región para inversores internacionales en industrias y servicios de alto valor agregado y que Buenos Aires sea la mejor Gran Ciudad de la región.


"(Para eso) la Consultora también propone:


" +que la cultura argentina sea fuente de interés y se exporte;


" +que el país sea conocido por la calidad de sus Recursos Humanos;


" +que presente la mayor penetración de "internet" en la región


" +y que sea un polo dinámico de empresas de la Nueva Economía." ("Clarín" 23/4/2001, pag. 10 y 11).


Para los adoradores de la materia y de su hijo primogénito, el dinero, pensar en crecimiento económico sólo significa mayores inversiones, empresarios más ricos, mercados más amplios, redes viales diversificadas, prolongadas y expeditas, Bancos poderosos, un gran cúmulo de reservas, etc.


La última cosa que se le ocurriría a un materialista es considerar a la educación como el fundamento del crecimiento económico. Se escandalizaría si se le dijera que todo eso que él considera como primero, es una consecuencia casi necesaria de una educación verdaderamente humana en cuanto ésta produce un pueblo capaz de las mayores hazañas y de los más arduos trabajos.


La propuesta de Booz Allen parte de esa base probablemente porque ha comprobado empíricamente que los pueblos mal educados no progresan y de ahí han deducido que lo más importante en una economía son los seres humanos inteligentes, con una voluntad sana y una fina sensibilidad.


Eso sí, incapaz de desprenderse de su bagaje materialista, la consultora los llaman "Recursos Humanos", como si fuera una materia prima más, un capital monetarizable o un instrumento como las máquinas.


Un país pequeño como Inglaterra dominó al mundo durante un siglo. ¿Por qué? Porque tenía una clase de dirigente y un pueblo de gran capacidad humana: trabajadores, audaces y valientes.


La Argentina es un país mucho más grande, mucho más rico y su pueblo es más universal que el inglés. Sin embargo, no salió de la mediocridad, excepto en breves períodos históricos. ¿Por qué?


Porque la Argentina se dedicó a destruir su clase dirigente y a degradar a su pueblo.


Hoy somos un país con una dirigencia de la última categoría y si no lo creen, pregúntenle a Duhalde que se ha expedido cobre el asunto con palabras irreproducibles en esta "Botella", fruto de su escasa cultura, pero valiosas como un testimonio de quién conoce al monstruo por dentro.


Esa dirigencia deforma al pueblo. Éste recibe diariamente una terrible paliza de chabacaneria, incultura, barbarie, igualitarismo, bajeza y otras preciosidades de las que nuestro sistema pedagógico y televisivo es profuso.


He citado esta opinión de Booz Allen & Hamilton como un argumento "ad hominem", válido para el "establishment" y frente a una opinión pública que acepta sus criterios.


En la Argentina deformada en que vivimos, es inútil argumentar con principios morales o con conceptos abstractos. En cambio, el argumento "de autoridad" consistente en la opinión de una consultora empresarial famosa, no puede ser rechazado. Para los figurantes de este nuevo mundo "globalizado", esa opinión vale más que un tratado de psicología racional.


Entonces, admitamos que si no se consigue impulsar la educación y llevar la cultura a los más altos niveles, será inútil esperar que la Argentina crezca y se convierta en un país rico capaz de lograr el bienestar de sus habitantes.


Ahora bien, no cualquier comunicación de datos constituye una "educación". Por eso, una vez admitido lo que antecede, es necesario averiguar qué se entiende por educación.


Según el diccionario de la Real Academia, educar es "desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc."


Santo Tomás de Aquino dice que la inteligencia del niño es como una "tabula rasa", o una hoja de papel en blanco, se diría hoy. Sus padres y sus maestros imprimen en esa hoja en blanco las primeras nociones naturales y sobrenaturales del Universo material y espiritual; de su Creador y de la Redención; de los objetivos de la vida; del concepto de felicidad temporal y eterna; de los caminos que conducen a ella (es decir, la religión y la moral); de las reglas de la lógica (o sea, cómo se usa la razón para progresar en el conocimiento) y proveen la información necesaria en todos los órdenes para ampliar sus horizontes.


El resultado de todo este gran diseño intelectual, de la formación de la voluntad y del refinamiento de la sensibilidad, será un ser humano completo y capaz de un constante perfeccionamiento, en el cual la debida jerarquía de sus tres potencias estará firmemente establecida: la inteligencia guía a la voluntad para que ésta busque el Bien y conduzca al hombre hacia la felicidad en esta vida y en la otra; y la sensibilidad será gobernada por la razón y la voluntad, proveyendo, por su parte, las imágenes que amplían las posibilidades de comprensión intelectual, permiten formar conceptos y el progreso del conocimiento científico.


La educación y la cultura en la Argentina están muy lejos de este ideal. No se trata de dinero ni de satisfacer los reclamos gremiales de los docentes.


Sucede que la educación está en manos de un Estado dominado por la anti-cultura liberal o socialista (aquella es la madre adulterina de ésta, que a su vez, es su hija incestuosa cohabitando en el común agnosticismo); de los medios de comunicación que compiten en su bajeza más embrutecedora y, ¡ay! de la mediocridad sistemática de las escuelas privadas confesionales y no-confesionales más importantes.


Y la "cultura" es un coto cerrado en el que sólo habitan los fieles del Pensamiento Único, agnóstico y relativista, al que se suma el condimento envenenado de la obscenidad.


Sólo ellos son promovidos con bombos y platillos; las editoriales están a su disposición, lo mismo que los diarios, revistas, Fondos de Cultura, librerías, etc. etc. Ahora bien, como el Pensamiento Único es falso, toda esa cultura también lo es. Y sobre la falsedad, no se construye nada.


Esos "bonzos" de la "cultura" ni siquiera se atreven a polemizar ni a competir en igualdad de condiciones con los pensadores y escritores de una cultura independiente del Pensamiento Único. Sólo saben conspirar para silenciarlos y fingir que no existen.


El triunfo de la cultura oficial es un triunfo puramente político, tiránico y no intelectual y, desde luego, no es un triunfo de la cultura a secas.


En Europa han sido más cuidadosos con estas cosas. Allí un pensador, un escritor, por más que no pertenezca a la "ortodoxia" del "establishment", si tiene quilates, es admitido en la República de la cultura y se le dan voz y oportunidades.


No cabe más en este artículo demasiado largo ya. Volveré sobre el tema, porque creo firmemente que mientras esto no cambie, no haremos mas que descender, en medio de un concierto de rebuznos, hacia los abismos de la pobreza y del atraso.

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