La verdad sobre el caso de las tres maestras de Corrientes

Cosme Beccar Varela 
LBM #158 
18/5/2001 


Siguiendo las antiguas consignas liberales del más rancio anticlericalismo, los dos mayores diarios del país ("Clarin" y "La Nación" del 17/5/2001), simultáneamente, lanzaron un virulento ataque contra el Padre Jorge Antonio Scaramellini Guerrero, párroco de Santa Catalina de Alejandría, en Corrientes.

De los dos diarios, el peor es el que tiene una mayor proporción de católicos entre sus lectores, o sea, "La Nación".

Hablé con el Padre por teléfono y me relató los hechos tal cual ocurrieron. La versión que dan los diarios está distorsionada. Pero "La Nación", además, agrega un dato falso y en base a él convoca a uno de sus plumíferos que se regocija derramando su veneno sobre el Padre Scaramellini, en particular, y sobre la Iglesia Católica en general.

El calificativo de "plumifero" con el que designo al Sr. Valiente Noailles es el más suave que se me ocurre para referirme al autor del artículo titulado "Un mensaje opuesto a la comprensión" en el que acumula tal cantidad de injurias contra el Padre Scaramellini y pinta un cuadro tan rídiculamente caricaturesco de la Iglesia y la doctrina católicas que su autor no llega al nivel necesario como para ser calificado escritor y menos aún filósofo, título éste con el cual firma su panfleto.

Por más que uno odie una doctrina o una institución, más aún, cuando esa institución es la Iglesia Católica, debe conservar el debido respeto a la Institución y a la verdad, aún al atacarla.

Si el odio le hace perder a alguien los estribos y llega hasta burlarse del apellido del Sacerdote (“...el Padre Scaramellini, que a pesar de tener un nombre de connotación tan dulce..."), no merece ser considerado como oponente válido en una polémica intelectual.

Con la misma vara que él mide al Padre, pero conservando la altura y el respeto que corresponde, aconsejaría al Sr. Valiente Noailles que haga honor a su nombre y no tenga la cobardía de atacar en un diario de gran circulación nacional a un Sacerdote de una provincia del interior que no pueden defenderse y más, sabiendo que, artículos como el suyo, son recibidos como beneplácito en la casi totalidad de los medios de comunicación, pues participan de sus mismos prejuicios contra la Iglesia.

Los hechos realmente ocurridos son los siguientes:

El Padre Scaramellini tiene en su Parroquia un colegio primario yh secundario al que asisten aproximadamente 1.000 alumnos, en todos los niveles. El colegio es prácticamente gratuito pues cada alumno paga apenas $12, y si son dos hermanos, $20, si son tres, $30 y si son más de tres, siempre $30, pues los demás hermanos son becados por el Colegio.

Solamente esto, ya es admirable y muy superior a todas las "filosofías" del Sr. Valiente Noailles, de modo que debiera referirse al sacerdote con admiración o, al menos, consideradamente.

En las afueras de la ciudad de Corrientes funcionaba otro colegio para mujeres denominado "Nuestra Señora de Pompeya", perteneciente a los Padres Capuchinos.

Como éstos Padres no lo podían mantener lo ofrecieron al Arzobispado de Corrientes. El Arzobispo rehusó el ofrecimiento pero el Padre Scaramellini ofreció hacerse cargo, lo que se concretó en un acuerdo firmado entre la Parroquia de Santa Catalina de Alejandría y los Padres Capuchinos, a fines del año pasado, con el visto bueno del Arzobispado.

El Colegio de "Nuestra Señora de Pompeya" tenía aproximadamente 50 maestras y profesoras.

El Gobierno de la Provincia subsidia la enseñanza privada gratuita o casi gratuita (como es el caso de los dos colegios mencionados). Este subsidio consiste en pagar los sueldos de las maestras y profesoras directamente a ellas.

Este dato es importante recordarlo porque ambos diarios lo omitieron para tornar odiosa la negativa del Padre Scaramellini de transferir las maestras de la discordia a otro colegios privados.

Sucede que si el Padre las transfiere, no puede reemplazarlas ya que ellas se van del colegio llevándose sus sueldos pagados por el Estado. Es decir el colegio se queda sin subsidio y los alumnos se quedan sin maestras, porque el Padre no puede pagar reemplazantes.

El colegio "Nuestra Señora de Pompeya" había suprimido ya varios cursos por imposibilidad de adaptarse a los nuevos planes de la ley de educación, pero conserva los dos últimos grados primarios y los dos últimos años del Bachillerato del antiguo plan, para no perjudicar a las alumnas. De mantener ésto se ocupa el Padre Scaramellini.

Cuando el Padre recibió la lista de maestras y profesoras, es advertido que tres de ellas convivían con tres hombres ya casados con otras tantas mujeres. Es decir, estaban en abierta infracción a las leyes de la Iglesia.

Es evidente que un colegio católico tiene como obligación primordial formar a sus alumnos en la doctrina de la Iglesia.

También es evidente que los niños y adolescente, cuyas mentes están en plena formación, no solamente aprenden de las lecciones que oyen sino también de los ejemplos que presencian. Estos, a veces, son más elocuentes que las propias palabras.

Por eso, con toda razón, el Padre Scaramellini les pidió a las tres maestras que presentaran sus renuncias.

Los Padres Capuchinos estuvieron muy mal de no haberlo hecho antes.

Como diría Hamlet: "to be or not to be, that is the question".

O es un colegio católico o no es un colegio catolico. SI lo es, debe proceder como lo hizo el Padre Scaramellini. No hay escapatoria.

Si a "La Nación" y a "Clarin" no les gusta que haya colegios católicos que lo digan claramente y que no recurran a bajezas, a informaciones falsas o truncas (que es lo mismo) o a insidias de quinta categoria como el artículo de Valiente Noailles, para tornar imposible la existencia de un colegio católico, sin atreverse a confesar que son enemigos de la enseñanza católica en cuanto tal.

Tampoco les está permitido a esos diarios, ni al Sr. Valiente Noailles (se los prohibe la honestidad intelectual), pretender definir lo que debe ser un colegio católico y lo que no debe ser.

¿Qué saben ellos sobre las leyes y la doctrina de la Iglesia? Nada o muy poco, y lo poco que saben, lo saben mal, incompleto y se complacen en distorsionarlo.

Por ejemplo, para mejor disimular su inquina, "La Nación" inventa que el Padre Scaramellini dijo: “El que no cumple con los diez mandamientos será dado de baja en la escuela".

Pregunté específicamente al Padre Scaramelini si había dicho esa frase y lo negó.

Evidentemente, no la dijo porque no corresponde, ni es necesaria para fundamentar su decisión.

No corresponde porque los diez mandamientos prohiben una cantidad de actos que son privados y conocidos sólo por Dios y por el que los comete. Y la Iglesia es extremadamente respetuosa de la privacidad y de la buena fama, aunque no sea merecida y no publica el mal cometido sino cuando el silencio puede perjudicar a otros.

Me atrevo a decir que si esa frase falsificada por "La Nación" y por Valiente Noailles fuera admitida en la Iglesia como principio válido, el 99% de los maestros y profesores de los colegios debería renunciar. Y ese 1% que resta lo dejo como una muestra de optimismo...

Lo que sí podría haber dicho el Padre Scaramellini, y esto si es verdadero, es que ningún pecador público puede enseñar en un colegio Católico, entre otras razones, para proteger las almas de los educandos. (El concepto de "público" debe ser tomado en un sentido amplio).

Tres maestras que conviven con tres hombres casados con otras mujeres, están ofendiendo públicamente la ley de Dios.

Esto no quiere decir que la Iglesia o los católicos se desinteresen por la vida espiritual de esas tres maestras, de los hombres que conviven con ellas y, menos aún, por los hijos que puedan tener de esas uniones.

Pero la atención espiritual de las maestras debe empezar por negarles la oportunidad de agravar su falta dando escándalo a la niñez y a la juventud.

Estas señoras procedieron, sin embargo, como agresoras.

El Padre Scaramellini al ver que no presentaban sus renuncias les comunicó su cesantía por cartas-documento del 23 de Abril del 2001.

A pesar de eso, las maestras continuaron dando clases como si no pasara nada, aprovechando que el Padre Scaramellini debía atender el colegio de su Parroquia.

Como no hubo manera de que las maestras depusieran su actitud desafiante, el Padre solicitó la presencia de la policía en el colegio para que les intimara la desocupación de las cátedras.

Es lo que debía hacer. Contra las vías de hecho adoptadas por las maestras el Padre no podía usar la fuerza privada en el colegio. No sería apropiada en un laico y, menos aún, en un Sacerdote.

Esto ocurrió el pasado 7 de Mayo. Pasaron 10 días y se inicia el estruendo publicitario en “La Nación" y en "Clarín" al que me estoy refiriendo.

Es muy lamentable que las maestras en cuestión no se den cuenta que están siendo utilizadas por los enemigos de la Iglesia.

Hay otras cosas lamentables en este asunto a las que, brevitatis causa no me he de referir. Sólo diré, en síntesis, que están relacionadas con la falta de entereza y de claridad doctrinaria que debieron observar otros eclesiásticos relacionados con el asunto y que, una vez más, la prensa "seria" ha demostrado que carece de seriedad y le sobra odio por la doctrina católica.

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