El caso IBM - DGI

Cosme Beccar Varela 
LBM #166 
31/5/2001 



Hay un caso sospechado de graves irregularidades administrativas mucho más grave que el del Banco Nación-DGI. Es el caso del contrato entre IBM y la DGI.

El caso del Banco Nación ha tenido enorme repercusión. Hasta hay un muerto en circunstancias misteriosas y el contrato mal habido por la empresa norteamericana, que era por alrededor de u$s250.000.000, fué anulado habiendo algunos procesados.

Mientras que el de IBM-DGI, que es por u$s500.000.000 y lo rodean circunstancias gravemente sospechosas, ese caso, duerme el sueño del olvido. Rara vez lo mencionan los diarios y no se sabe nada de la investigación que se hubiera hecho.

Surgió a la luz después de varios meses de silencio a raíz de un pedido del Director de la Oficina Anticorrupción, Dr. Massoni, para que el Juez Cavallo, interinamente a cargo de la causa, resolviera la situación del Sr. Cossio, Director de la DGI en tiempos del primer ministerio del otro Cavallo y que es quien lo aprobó en definitiva.

Ese pedido, al parecer, no instaba la investigación ni aportaba nuevos elementos. Simplemente pedía que se resuelva, lo cual puede ser que resulte favorable a Cossio, si se lo sobresee por falta de mérito.

Cuando leí esa noticia llamé al Dr. Massoni, quien me atendió muy amablemente, para decirle que no entendía por qué este caso no tenía la misma repercusión que el de Banco Nación, siendo doblemente grave por su monto y circunstancias, y para tratar de informarme con más precisión sobre el asunto, sin conseguirlo.

Cabe señalar que, según tengo entendido, el contrato se hizo por esa enorme suma a pesar de que una oficina técnica del Estado había dictaminado que la adecuación de los sistemas de computación de la DGI para poder atender el cobro de los aportes de seguridad social que habían pasado a su cargo -pues de eso se trataba- podía hacerse con un gasto diez veces menor, o sea, por u$s50.000.000.

El contrato IBM-DGI se hizo en forma directa, obviando la licitación que es obligatoria en todos los contratos del Estado y con mas razón, en contratos de semejante magnitud.

Eso se hizo porque Menem y Cavallo firmaron el decreto 507/93, en cuyo artículo 19 se disponía:

"Facúltase a la Dirección General Impositiva, por el término de 180 días, a adquirir por la vía de contratación directa prevista en el art. 56, inc.3, part. d) de la ley de contabilidad en la parte no derogada por la ley 24.156, el equipamiento informático, sistemas operativos, programas de aplicación, insumos específicos e infraestructura de apoyo que resulten necesarios para el cumplimiento de sus funciones, teniendo en cuenta la ampliación de las mismas que resulta de lo dispuesto en el presente decreto." (Anales de Legislación, LIII-B, pag. 1403)

Este decreto permitió al Sr. Cossio contratar directamente con IBM y sin competencia, al enorme precio que ya mencioné, sin que se pueda saber las razones para elevar un 1.000% el precio estimado por los técnicos del Estado. Como no hubo otros ofertantes, pues se omitió la licitación pública, no puede saberse si el precio pedido por IBM era el precio de plaza. Hubo un posible competidor, pero se retiró del negocio, aunque no sé por qué. El otro posible competidor, se asoció a IBM para el contrato directo.

Temo que nunca se sabrá la verdad de lo ocurrido, ni por qué Menem y Cavallo autorizaron la contratación directa de semejante contrato.

No he visto que a Cavallo alguien le haya preguntado por qué lo hizo. Aquí no fue el Directorio del Banco de la Nación, compuesto por sus amigos, el responsable de la decisión: fue él mismo y Menem.

¿Cómo hace Cavallo para evitar hasta las meras preguntas y para conseguir el silencio de la prensa, siempre ávida de noticias escandalosas? Hace falta más poder para silenciar a una multitud que para gritar en público. Cavallo tiene los dos poderes, más varios otros. ¡Extraño personaje este señor Cavallo y extraño destino el nuestro, el de estar siempre a merced de sus procedimientos y atropellos!

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