Enérgica declaración del Episcopado argentino: Si los políticos no hacen caso, hay que seguir en campaña.

Cosme Beccar Varela 
LBM #170 
6/6/2001


 

"Ante la decisión de las autoridades de Catamarca, relativa a la supresión de la enseñanza de la religión en los planes escolares de la Provincia, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina declara su asombro por esta actitud inconsulta, promovida seguramente por presiones indebidas."

 

Asi comienza la declaración difundida hoy por los Obispos en la que se defiende el derecho de los niños catamarqueños a recibir educación religiosa.

 

"Sería del todo injusto -sostiene con toda razón- privar a los padres de este derecho, sólo por la circunstancia de que sus hijos no asistan a los colegios confesionales."

 

"Respetuosos de los principios que los católicos hemos sostenido siempre y que son parte de nuestra doctrina, reafirmamos una vez más que la libertad de conciencia es uno de los derechos humanos fundamentales. Por ello, la enseñanza de las religión católica no se imparte al alumnado cuyos padres no la elijan."

 

Como enseña Pio XI en su Encíclica "Divini Illius Magistri" sobre la educación, "la Iglesia no consiente, a no ser con determinadas condiciones y cautelas, que se bautice a los hijos de quienes no creen o se disponga de cualquier manera de su educación contra la voluntad de sus padres mientras lo hijos no puedan determinarse por sí mismos a abrazar libremente la fé." (pto. 34) El acto de fé es libre o no es fé. Esto la Iglesia lo ha sostenido siempre con energía, aún contra algunos gobernantes católicos que se habían excedido en su afán de cristianizar.

 

"Tampoco hay que olvidar -dicen los Obispos- que la cultura de nuestro país ha tomado sus valores fundamentales del cristianismo que la Iglesia Católica trajo a estas tierras, desde mucho tiempo antes que comenzara nuestra organización nacional."

 

"La dimensión religiosa dignifica a la persona y crea una profunda función crítica ante las propuestas con que que suelen aturdirnos la época actual, en la que han sido desplazados los valores más profundos que conforman nuestra identidad. Se los contradice abierta o subliminarmente, con el peso de una propaganda mediática que resulta abrumadora. Parece que se pretendiera impulsar a la comunidad a obrar como si Dios no existiera."

 

Y el texto contiene un principio de política especialmente válido para hoy:

 

"Si aspiramos a vivir en democracia real y no solamente declamada, tenemos que llenarla de valores, porque vaciada de ellos puede convertirse en tiranía."

 

Los Obispos han reclamado con fuerza. El primer párrafo de la declaración es un grave llamado de atención al partido gobernante, al cual pertenece el poco valeroso gobernador de Catamarca que cedió ante la "presión indebida" del dirigente local de la DAIA.

 

"A buen entendedor, pocas palabras", dice el refrán. El problema es que estamos frente a políticos que se hacen los sordos y como bien dice otro refrán, "no hay peor sordo que el que no quiere oir".

 

¿Y los diarios? Esperaba ver en "La Nación" de hoy una página entera de artículos de católicos opinando elogiosamente sobre la declaración de los Obispos y sobre el absurdo de la queja de la DAIA, tan sumisamente atendida por el gobernador de Catamarca.

 

Eso fué lo que hizo "La Nación", pero al revés, cuando ese mismo diario orquestó el escándalo en torno a la enseñanza religiosa en esa Provincia. No he tenido el gusto de ver ese acto de imparcialidad en la "tribuna de doctrina" (¿de qué doctrina será tribuna?). Tal vez mañana.

 

Por mi parte, me pongo a disposición de los Obispos para continuar esta defensa, tan bien iniciada, de los niños católicos de Catamarca, arbitrariamente discriminados por el gobierno local y despojados de su derecho constitucional de ser instruidos en la fe de sus padres.

 

Es necesario insistir, promover una cruzada de oraciones y de explicaciones ante la opinión pública, para que el derecho a recibir enseñanza religiosa sea reconocido no sólo para los niños de Catamarca sino para los de todo el país.

 

No hay que dejar que esta campaña sea "laicizada" por amigos imprudentes. Hoy he visto en el vestíbulo de una iglesia una mesita con planillas de firmas pidiendo al Ministro de Educación (es el fubista Delich... "a buen puerto van por agua" dice el refrán, y vá el cuarto en este artículo) que se enseñen "valores humanos" en los colegios del Estado.

 

¿Qué es eso? Obviamente no es "enseñanza religiosa", pero los fieles, sin mucho criterio pero con buena voluntad, firmaban sin darse cuenta que esa clase de "maquiavelismos" no son propios de un cristiano. Como enseñó Nuestro Señor Jesucristo, debemos hablar, con respeto, pero claramente, de manera que nadie se confunda: "Sea vuestro modo de hablar, si,si; no,no; lo que pasa de esto, de mal principio proviene." (San Mateo, 5-37).

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