Semblanza de los Estados Unidos, luces y sombras

Cosme Beccar Varela 

LBM #186

29/6/2001





Los EEUU son un gran país, no hay ninguna duda. Admiro la organización y el tesón de su pueblo.

 

Lo extraordinario es que consigan ser un solo país uniendo los varios y contrarios conglomerados de que se compone. Hay una "civilización" norteamericana con usos e ideas propias que tienen un fuerte poder de atracción sobre los norteamericanos.

 

Estos usos e ideas eran mejores en los orígenes y se fueron deteriorando con el tiempo. Hoy son cada vez más dudosos y en algunos casos, censurables.

 

En los comienzos, era la austeridad de los "cuáqueros", los "pilgrim fathers"; después, el espíritu aventurero de la conquista de nuevos territorios, comprados, como la Luisiana, Florida y Alaska o directamente tomados injustamente y por la fuerza, como los territorios que le quitaron a Méjico. Pero de todas maneras, los pobladores arriesgaban todo y partían hacia sus nuevas tierras con mucha valentía.

 

Siempre dominó en EEUU la admiración por el rico, el "self made man", y por la raza de sus descendientes, especialmente cuando éstos conservaban una buena fortuna.

 

Si alguien tiene éxito, no le preguntan si fué siempre equitativo en sus procedimientos y si se hace rico, no le preguntan mucho cómo ganó su dinero.

 

No quiera saber, por ejemplo, cómo hizo su fortuna Rockefeller, el fundador de la Standard Oil. Sólo le diré que no tenía ninguna contemplación cuando se trataba de lograr su objetivo que era crear un monopolio de la refinación del petróleo. Así se hizo inmensísimamente rico. Sus descendientes no podían, aunque quisieran, perder semejante fortuna; y no la perdieron, por lo menos en las tres generaciones que han seguido al iniciador y por eso siguen siendo admirados en los EEUU.

 

Por debajo de esta clase de los "happy few", que son los millonariazos, estaba la clase de gente con media fortuna, la clase media y los empleados y trabajadores de primer nivel que eran la espina dorsal del pais. En su conjunto, aunque tenían niveles económicos diferentes, podrían llamarse las "Clases Centrales" de los EEUU.

 

He conocido a muchas personas de estas clases y creo haberme hecho amigo de muchos de ellas, a los que admiré por su laboriosidad, honradez, buen desempeño en sus tareas y paciencia para hacer su vida en el nivel que habían alcanzado, sin ansiedades ni envidias.

 

Esta gente es lo mejor de los EEUU. De esas clases salieron los soldados que pelearon en las dos guerras mundiales del siglo XX, son el corazón de las grandes empresas, los autores de la buena calidad de los productos y servicios que producían los EEUU hasta no hace mucho, y son los que mantienen en funcionamiento la enorme máquina productiva que son los EEUU.

 

En la medida en que EEUU sigue produciendo cosas y servicios de calidad, es porque esas Clases Centrales no han desaparecido del todo y siguen sosteniendo el peso del desbarajuste que provocan otros hábitos, otras clases y otra gente que fué insertándose cada vez más en todas las regiones del país. No me refiero a la incorporación de los cubanos ni de otros pueblos de raíz hispanica católica que emigraron al Norte. Por el contrario, creo que, en general, esos pueblos enriquecieron a los EEUU y son un aporte invalorable para el país que generosamente los acogió.

 

Lamentablemente, esas Clases Centrales eran, en su mayoría, protestantes. Había también muchos católicos que sumaban a su condición de tales las virtudes de las Clases Centrales norteamericanas. Pero lo malo de la cultura protestante, que era la de la mayoría de esas clases, es que no conseguía tener ni la flexibilidad de espíritu ni la caridad que enseña la buena doctrina de la Iglesia Católica.

 

Por esa causa, cayeron en un cierto racismo que los llevó a un separatismo respecto a los negros, lo que era injusto, poco caritativo y absurdo. No digo que debían ser todos iguales, porque no es asi. Pero los negros no eran desiguales por ser negros, y eso es lo que no entendieron mis buenos amigos norteamericanos.

 

Podían ser desiguales o iguales por las mismas razones que un blanco podía serlo con respecto a otro blanco o a un negro. El color de la piel no tiene nada que ver. Pero como eso no lo entendieron ni lo practicaron, se produjo una lucha y ésta terminó de una mala manera: con el triunfo de la demagogia y la instalación permanente de una gran desconfianza entre negros y blancos con un ingrediente de exacerbado sentido de culpa en la psicología de los blancos y un exagerado resentimiento en la psicología de los negros.

 

Ese sentimiento de culpa que se creó en las Clases Centrales las apocó y las hizo caer en un deseo desmesurado de agradar, y en un temor exagerado de ofender, a las distintas minorías de que se compone el actual mosaico norteamericano.

 

Medio en serio, medio en broma, se inventó la expresión "politically correct" para referirse al complicado mapa de los distintos escollos y trampas en que puede caer un integrante de las Clases Centrales si no lo conoce. Ese mapa es como el laberinto del Minotauro: el que se equivoca, cae y se lo come la Prensa, monstruo antropófago que vive de carne humana y que goza destruyendo reputaciones con ferocidad.

 

Hay varios otros peligros en los EEUU, por ejemplo, el sistema judicial. Nos quejamos de la Justicia argentina, pero les aseguro que la norteamericana es mucho más peligrosa. Se cometen arbitrariedades terribles que luego son ejecutadas despiadadamente.

 

Me acuerdo el caso de una familia dueña de un colegio prestigioso de Nueva Inglaterra, reconocido por Harvard y Yale como vestíbulo de esas famosas universidades. El hijo mayor, Director del colegio, fué acusado, por la madre de un adolescente, de abuso sexual. La Fiscal y el Juez lo encarcelaron y el colegio perdió sus alumnos y cerró. La madre y las hermanas del acusado, que también trabajaban en el colegio, fueron también procesadas como cómplices. Para hacer la historia breve, después de varios años de proceso, en que el colegio desapareció y los ahorros de la familia se gastaron en abogados, una nueva Fiscal tomó el caso y descubrió que la acusadora era prostituta, que su acusación era falsa y que no había fundamento alguno para el proceso. ¡Pobre familia atrapada en la injusticia!

 

Hace pocos días, una señora con cinco hijos (el mayor tenía 15 años y el menor 6) que vivía en una granja con ellos, fué acusada de ebriedad y detenida. Una visitadora social resolvió pedir al Juez la guarda de los hijos que se habían quedado sin su madre (el padre había desaparecido hacía años). El Juez la ordenó y la policía fué a buscarlos sin ningún miramiento. Los chicos no quisieron entregarse. "¿Por qué no los dejaban esperar que volviera su mamá?". Los chicos soltaron los perros que se portaron con mucho más lógica que la policía. Ésta se dispuso a atacar a los niños y a los perros a balazos, porque "la ley es la ley". Dejar libre a la madre y después ver cómo se resolvía el caso, eso no se les ocurría a los celosos y cuadradísimos "servidores de la ley". Al fin y al cabo, si ella había criado a sus cinco hijos no debía ser tan incapaz de cuidarlos. Por ejemplo, podrían haberle dado trabajo, porque el problema era también que la pobre señora estaba desocupada. Pero nada de eso hicieron. Asustados y agobiados por el sitio policial, finalmente, los pobres niños se entregaron, la madre siguió presa y dejaron de ser noticia. Pido a Dios por ellos.

 

Y, el último caso que quiero citar es lo ocurrido el 6 de Junio del 2001 en un Tribunal de Los Angeles ("Clarin", 7/6/2001, pag. 39). El Sr. Richard Boeken, agente de Bolsa de 56 años, fumador empedernido de dos paquetes diarios, tiene cáncer de pulmón complicado con diversas metástasis. Demandó a la Compañía Philip Morris alegando que desde los 16 años fumaba porque esa empresa lo había engañado haciéndole creer que el tabaco no tenía una relación directa con el cáncer de pulmón.

 

El Tribunal, después de deliberar durante nueve días, condenó a la Compañía a pagarle a Boeken u$s3.000.000.000. No me importa la empresa y no creo que su historial sea un cuento de hadas. Ya dije que muchos millonariazos nortemaericanos tienen las manos bastante sucias. Pero tampoco creo que pueda sostenerse que Roeken fumaba inducido por Philip Morris en particular.

 

No se puede singularizar la culpa de toda una "civilización" dañina hasta el extremo de dictar una condena de semejante importancia contra una sola Compañía de un determinado ramo, enriqueciendo desmesuradamente a Roeken y a su abogado (quien, como mínimo, debe tener una "tajada" de unos u$s500.000.000 en la fabulosa indemnización).

 

La "civilización" moderna en su conjunto es responsable de daños muchos más graves que el cáncer de Roeken.

 

Por ejemplo, hay 1.500.000 abortos por año en los EEUU causados por el permisivismo de la Corte Suprema, de la prensa, de los políticos y de mucha gente. Si un cáncer de pulmón de un adulto de 56 años vale u$s3.000.000.000, ¿cuánto vale la vida de cada uno de esos inocentes asesinados antes de nacer?

 

Me indigna la hipocresía y la parcialidad con que se resuelven estas cosas en los EEUU, porque ese reclamo ni se les ocurre que puede ser hecho y si alguien lo hiciera, sería rechazado con indignación porque es "politically incorrect"

 

Conclusión y moraleja: trabajemos y seamos serios y frugales como las Clases Centrales norteamericanas para sacar a nuestra Patria del pozo en que se encuentra, pero no seamos bobos y no nos creamos que EEUU es el paraíso terrenal. Con todo lo que nos pasa, todavía prefiero nuestro modo de vida que el del gran país del Norte. Me da mucha lástima cuando veo a muchos jóvenes argentinos irse, o soñar con irse, a vivir a los EEUU. No saben la que les espera.

 

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