EEUU: Metafísica electoral

Cosme Beccar Varela
LBM #32
10/11/2000


Pase lo que pase en EEUU nunca sabremos si el resultado que finalmente se anuncie es el real o es el resultado de un acuerdo alcanzado en las esferas donde querer es poder.

    Pero lo que ha quedado clarísimo es que la victoria depende de quién gane en el Estado de Florida, precisamente el Estado en el que reside una gran cantidad de cubanos en el exilio y en el que ocurrió el drama del niñito Elián Gonzalez, secuestrado por Castro y Clinton para enviarlo a la isla-cárcel de donde su madre había intentado sacarlo al precio de su propia vida (ver "La Botella al Mar" nro. 30, del 6/11/2000, un día antes de las elecciones norteamericanas).

    Y en el Estado de Florida el voto que decide es el de esos exilados cubanos que no olvidan a los policías armados hasta los dientes que entraron a patadas en la casa del tío de Elián y lo sacaron por la fuerza, siguiendo órdenes de Clinton y de su ministro de Justicia, Janet Reno (a instancias de Fidel Castro).

    En aquel artículo decía que el Evangelio registra muy pocas maldiciones de Nuestro Señor Jesucristo, una de ellas es cuando dijo: "Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en Mí, más le valdría que le ataran una piedra de molino al cuello y ser arrojado al mar" (S. Marcos, 18,42). "Escandalizar" quiere decir inducir al mal. Secuestrar a un niño de 6 años y mandarlo a Cuba para ser sometido al proceso de lavado de cerebro que los comunistas imponen a todos los niños de la isla, es inducirlo al mal. Todos los responsables de este crimen que hayan sido plenamente conscientes de lo que hacían, pueden haber incurrido en esta severa amenaza de Nuestro Señor. Castro en primerísimo lugar, pero también el gobierno demócrata de los EEUU.

    Parece increíble pero, de hecho, el candidato demócrata puede perder la elección por el voto de los que no olvidaron a Elián. Y esto ya es una advertencia de que realmente existe una fuerza metafísica que influye en las cosas humanas. Mal que les pese a los hombres acostumbrados a medirlo todo por el signo monetario, hay algo que trasciende todas las medidas y que impone sus propias reglas.

    Podrá ahora la fuerza del poder material decidir lo contrario de lo que tal vez realmente ocurrió. Es muy duro para esos grupos de poder aceptar la derrota de Gore porque será inevitable que el mundo entero saque la conclusión que acabo de exponer en estas lineas. Y esa convicción de tal manera significaría un aliento para la fé, que es muy poco probable que lo admitan.

    Por eso y, lamentablemente, creo que obligarán a Bush a aceptar una derrota. Lo compensarán de otro modo.

    Pero el golpe ya está dado. Han pasado cuatro días desde la elección y el país más tecnificado de la tierra, el reino de las computadoras, la cuna del "Microsoft" y de sus miles de millones, no ha conseguido en ese tiempo saber si Bush ganó por 229 votos el Estado de Florida y a sus electores y, con eso la presidencia de los EEUU, o si fué Gore quien ganó. "A otro perro con ese hueso"! - diría el viejo Vizcacha. Es imposible que no lo sepan. Lo que pasa es que no saben cómo salir del atolladero, cómo hacer verosimil la trampa que se preparan para hacer.

    Entretanto, por aquello de que "cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar" - como diría Sancho Panza - el mil veces malvado Fidel Castro y primero en la fila de la amenaza de Nuestro Señor, sintiendo amenazadas las suyas, intervino desde Cuba en el intringulís norteamericano para acusar a los exilados cubanos de fraude (!!!) y, viendo que a sus cómplices demócratas en el caso del niñito Elián se les escapa el poder de las manos, propone que se realicen nuevas elecciones para que gane Gore, sea como sea (Clarín 10/11/2000).

    El caradurismo del viejo asesino es insondable. En la isla que tiraniza no hay elecciones desde hace cuarenta años y él mandonea sobre una pila de cadáveres, de presos políticos, de familias destruidas, de niños sometidos y en medio de la miseria. Y todavía se atreve a acusar de "fraude" a sus compatriotas del exilio y a pedir nuevas elecciones. Es que entendió el mensaje metafísico y trata de prevenir su confirmación.

    Hay otras lecciones colaterales en esta votación norteamericana. Por ejemplo, está visto que el pueblo de los EEUU cada vez se interesa menos por el sistema político. El martes 7 de Noviembre del 2000 sólo concurrió a las urnas un 47% de los electores de clase media baja para abajo (Clarín 10/11/2000). No elogio esta indiferencia, pero creo que disminuye bastante el prestigio de la Gran Democracia del Norte. Por lo pronto, es menos democrática de lo que parece ya que, por alguna razón, el pueblo no considera útil votar.

Lo más leído...

Característica carta de rechazo a "La Botella al Mar" y contestación en defensa de ésta

El odio mal disimulado al catolicismo aparee en la prensa llamada "libre"

Teatro en el Senado como en el teatro: todos fingen y el país se hunde