Política-ficción en EEUU

Cosme Beccar Varela
LBM #33
13/11/2000



Alberto, un buen amigo cubano del exilio que me manda siempre excelente información y ahora sobre la marcha de los acontecimientos relacionados con la reciente elección presidencial, me remitió hoy unas líneas sobre el comentario contenido en la "Botella" 32 del 10/11/2000 titulado "EEUU: METAFISICA ELECTORAL". Me parece interesante reproducirlo, junto con la respuesta que le acabo de enviar:

    "Tenia, precisamente, preparada una respuesta sobre tu articulo que mucho agradecemos los cubanos. Sobre las partes subrayadas estoy de acuerdo en la primera. En la segunda no se todavía. Las fuerzas parecen muy decididas a imponer su punto de vista. uno no quiere soltar y otro no quiere ceder por segunda vez pues ya al papá le torcieron el brazo la primera vez hace ocho años. Veremos. Sin duda es muy indicativo como se han quitado la careta (las fuerzas que dominan por encima de la ley)."

    La frase a la que se refiere y que subrayó mi amigo Alberto es aquella en que decía lo siguiente:

    "Por eso y, lamentablemente, creo que obligarán a Bush a aceptar una derrota. Lo compensarán de otro modo."

    El comentario sobre el padre del actual candidato recuerda cómo obligaron a Bush padre a aceptar una derrota dudosísima en 1992, frente a Clinton.

    Respondí a Alberto enseguida. Reproduzco también mi respuesta porque creo interesante la objeción que me expuso y la oportunidad que me dá de aclarar un poco más lo que pienso del asunto. Conservo el estilo epistolar como una manera de mostrar mi interés en el diálogo y aún en la polémica, razón de ser de esta ®Botella". He explicitado un poco más algunas ideas expresadas en la carta ya que, entre mi amigo y yo, existen una gran cantidad de presupuestos y sobreentendidos que si no se explican, pueden dificultar la lectura de esta opinión.

    Querido Alberto: Leí lo que me dices sobre mi artículo acerca de las elecciones presidenciales. Tienes razón en disentir con mi impresión del viernes 10/11/2000 de que le van a quitar la victoria a Bush.

    Sigo creyendo que es posible, pero puede perfectamente ocurrir que se la dejen, pero en ese caso, debe esperarse una conducta de Bush muy distinta al agradecimiento a los defensores del niño Elián Gonzalez que cabría esperar de él y contraria a los legítimos intereses de los cubanos en el exilio. Sólo asi Bush podrá hacerse perdonar el haberse convertido en un símbolo involuntario de una realidad metafísica como la que explicaba en la anterior "Botella".

    Sólo podrá acceder al gobierno y que le dejen ejercerlo si se obliga con las fuerzas que deciden a no dar la impresión de que ganó por un voto-castigo al candidato del entregador de Elian.

    Si se optara por este camino, tendrán que aceptar que, de todas maneras, el pueblo cubano en el exilio goce de la inmensa alegría de saber que el castigo existió, y eso es muy importante, porque le dará ánimo y confianza en la protección de Dios, tan evidente en este asunto.

* * *

Hay otro aspecto de este caso que me interesa destacar, aunque tal vez te suene a algo asi como "política-ficción".

    Creo que esta parábola va más lejos. Parecería que ciertas fuerzas que deciden, al encontrarse con esta inopinada e inesperada intervención metafísica en la elección, quisieran aprovechar el caso para lanzar un golpe contra los EEUU mismos. Es como si algunos intereses políticos, difíciles de discernir, hubieran resuelto levantar una duda sobre la viabilidad misma de la Gran Democracia del Norte.

    Este interminable vaivén ridiculiza el sistema electoral en sí mismo y de rebote al propio régimen democrático.

    Es un poco lo que ocurrió con el asesinato de Kennedy. Eso fué un golpe contra Kennedy, pero sobre todo contra los EEUU, porque quedó probado que se podía matar a un Presidente de los EEUU, a plena luz del día, delante de 100.000 testigos, sin que nunca se descubra quién ni por qué lo mató. Nadie cree en el "informe Warren", por más que éste haya sido un alto miembro de la judicatura norteamericana y haya tenido a su disposición los más sagaces investigadores de la CIA y del FBI. O sea, a los ojos del público, fué un asesinato alevoso y un inmenso encubrimiento, más alevoso aún, lo que constituye un tremendo golpe contra la credibilidad de las instituciones.

    Ahora sucede esto que estamos viendo. En ninguna nación del mundo ocurre que el resultado de la elección de su presidente se ignore completamente una semana después de realizado el comicio y que no haya ni miras de que se sepa en un futuro inmediato.

    Ahora bien, ocurre en EEUU y EEUU es el país más poderoso del planeta, su presidente dispone de la bomba atómica, de las fuerzas armadas más potentes, de trillones de dólares y ésa es la democracia modelo.

    Todos los demás países son tutelados por la política norteamericana que juzga quién está siendo democrático y quién no, y cuando el gobierno de los EEUU considera que no, interviene (no siempre, es claro, porque ahi está Fidel Castro, tan campante, a pocas millas de los EEUU y del otro lado del cerco que rodea la base de Guantánamo, en plena isla de Cuba).

    Con esto queda claro, una vez más, que en esta era moderna del progreso y de las ciencias, ningún país, por organizado que sea, está exento del caos y que no hay ningún lugar sobre del mundo en el que impere realmente el Derecho por encima de las oscuras maniobras políticas.

    Los pueblos, a temblar. Todo es posible, si hasta con la presidencia del los EEUU se juega de este modo, ¿qué harán con cualquiera de nosotros que somos más pequeños que una hormiga en comparación con el poder del candidato que ganó la elección y que está a dos milímetros de tener todos los botones del salón oval de la Casa Blanca al alcance de su mano, pero al mismo tiempo, está a una distancia sideral de esos botones, distancia ésta que nadie sabe si conseguirá recorrer o si se verá abruptamente interrumpido en su camino sin otra explicación que una serie de paparruchadas que no convencen a ninguna persona con dos dedos de frente?

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