Se consumó el crímen legalizado

Cosme Beccar Varela
LBM #77
19/1/2001


El crimen legal se ha consumado. Se cometió el aborto del hijo de Silvia X en la Maternidad Sardá. Siniestra paradoja: en el hospital de las madres, una mujer que no quiso ser madre, exigió el aborto de su hijo que sería seguido de su muerte asegurada.

    El pobrecito no quería abandonar el claustro materno, como si intuyera que iba a la muerte y no a la vida, no por su enfermedad irresponsablemente diagnosticada a distancia, sino por la decisión de sus propios padres y de los médicos.

    Según la noticia, "después de la internación, el lunes (15/1) a la noche, de las largas horas de inducción del parto, de algunas contracciones, después del fracaso de la inducción - que la especialista Liliana Voto había previsto en una charla con Clarín publicada ayer-, Silvia fué trasladada a una sala de cuidados intermedios..." ("Clarín", 18/1/2001)

    Es decir, las drogas suministradas a la madre para inducir el nacimiento, no consiguieron su efecto. El niñito se aferraba a la vida con todas sus pequeñas fuerzas.

    Entonces vino el cuchillo carnicero. Mediante una cesárea, el niño fué arrancado violentamente del seno de su madre.

    El niño pesaba 1.650kg. (ver noticia citada). Era sietemesino, pero estaba vivo, tenía un buen peso y podría haber vivido si se le hubiese asistido como mandan las reglas del arte, simples y conocidas, máxime por los especialistas de la Maternidad Sardá.

    O sea, debió ponérselo dentro de una cuna especial para los niños que nacen antes de tiempo, tanto más que esa anticipación no había sido natural sino forzada por los mismos médicos a pedido de sus padres.

    Pero, sigue informando la horrible noticia, "el niño fué colocado en una cuna común, donde NO RECIBIO ASISTENCIA. 'No tenía sentido -dijo Illia (Nota: Ricardo Illía, Director de la Maternidad Sardá) de frente a los límites de los límites de la ciencia, colocarlo en una incubadora y brindarle apoyo porque, si bien no cuestiono la dignidad de su vida (Nota: aquí la pincelada de cinismo), la patología que presentaba era irreversible y el final, inevitable".("Clarin", 18/1/2001, pag. 32).

    La voluntad legalmente homicida de todos los actores de este drama ya no conocía límites. Al aborto legal siguió la eutanasia legalizada, porque eso fué lo que hicieron.

    Con ese argumento de Illía se podría retirar todo auxilio de la medicina a cualquier enfermo terminal, y eso es eutanasia.

    Con el agravante, en este caso, de que el Dr. Illía parece no haberse dado por enterado de aquellas declaraciones del especialista Director de un Instituto en patologías cerebrales, publicadas en el "Clarín" y citadas por "La botella al mar" nro. 74, del lunes pasado en las que decía no haber sido consultado sobre el caso y de que no todas las enfermedades del tipo adjudicado al pobrecito eran terminales como se decía.

    La suerte del pobre inocente estaba sellada. Es un horror. Es más que un horror. Me pregunto si el Dr. Illia y los demás responsables pueden dormir tranquilos, por más excusas que hayan imaginado para la prensa justificando su conducta.

    Lo cierto es que, como consecuencia directa y necesaria de esa decisión, el niño murió, a las dos horas de haber nacido. Es decir, resistió heroicamente durante dos largas horas y durante dos largas horas la conciencia endurecida de los médicos y de los padres que lo veían agonizar por la falta de los cuidados propios a su condición de sietemesino permaneció inconmovible e inexorable. Pocas veces la palabra "inexorable" tendrá aplicación más apropiada que en este caso. Porque "inexorable" es aquel que daña sin oir ruegos de la víctima ni admitir intercesiones en favor de ella.

    La Fundación Unos más Otros, la Secretaria Storani, la Defensora del Pueblo Oliveira, la abogada Perla Prigoshin, los jueces de la Corte Suprema que votaron a favor del aborto, estarán satisfechos:

    La víctima que querían inmolar en el altar del abortismo ha caído.

    Como en los antiguos ritos aztecas, el sacrificio humano del inocente ha sido consumado. El INFANTICIDIO legal más crudo ha sido realizado.

    ¿Y estas personas se autocalifican como "progresistas", "liberales", "respetuosos de los derechos humanos"? ¿Estas son las que no "discriminan" y que rugen de indignación si alguien objeta la homosexualidad, por ejemplo, cuando ellos colocaron al pobrecito hijo de Silvia X. al margen de todo derecho y lo discriminaron del resto de los seres humanos marcándolo para morir, como una res en el matadero?

    ¡Vamos! Dejémos las hipocresías de lado. Reconozcan lo que son: personas cuyo odio a la ley de Dios, a la sacralidad de la vida desde el embarazo, es más poderoso que la vida, la lógica más elemental y la más mínima decencia.

    No consta en la noticia que el niño haya sido bautizado. A no ser que una enfermera misericordiosa, durante esas dos horas angustiosas, le haya administrado el agua de socorro. Esto es muy poco probable, dada la feroz guardia que descuento habrán montado los actores del drama para impedirlo y considerando que la falta de formación religiosa que padece nuestro pueblo, por culpa del clero, sin duda, hace temer que ninguna enfermera se haya sentido obligada a realizar ese acto de caridad suprema. Del capellán de la Maternidad Sardá, ni noticias.

    Entretanto, la Corte proveyó a mi escrito que PRESENTÉ EL 11 DE ENERO DEL 2001 y transcribí en "La botella al mar" Nro. 73, lo siguiente:

    "Buenos Aires, 12 de Enero del 2001. La causa a que se refiere el presentante, fué resuelta por el Tribunal el 11 del mes en curso a raíz del recurso extraordinario interpuesto por el Defensor de Incapaces de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y con previa intervención del Defensor Oficial ante este Tribunal y del Procurador General de la Nación.

    "En atención a ello y la falta de legitimación del peticionante para actuar en autos, no corresponde hacer lugar a lo solicitado.

    "Devuélvase el escrito por Mesa de Entradas. Moliné O'Connor-Belluscio."

    Recordarán los lectores que mi escrito fué presentado el mismo 11 de Enero, en el despacho del Dr. Moliné O'Connor y él, ciertamente lo conoció de inmediato. Además, recordarán los artículos citados del Código Procesal que autorizan a CUALQUIER PERSONA a pedir medidas cautelares en defensa de una persona en peligro.

    La Corte estaba obligada a explicar en su resolución por qué considera que esos artículos no son aplicables, antes de decidir en una sola línea que me faltaba legitimación para actuar.

    La misma jurisprudencia de la Corte ha sostenido reiteradamente que las sentencias que no justifican legalmente sus resoluciones, son nulas por arbitrariedad y violación del art. 18 de la Constitución Nacional. Pero, ¿quién le "pisa el poncho" a la Corte Suprema? No hay recurso contra esa arbitrariedad. Es decir, lo hay ante Dios Nuestro Señor y es ante Su supremo trono celestial en donde deposito esta apelación.

    Es de señalar que el aborto y la eutanasia infanticida legalizados fueron cometidos recién el día 17 de Enero del 2001. Es decir, los jueces tuvieron tiempo más que suficiente para proveer a mi escrito y dar amparo al niño, aunque más no fuera, en cuanto al BAUTISMO que hubiera sido perfectamente posible porque el niño vivió dos horas.

    El Dr. Boggiano, que es católico practicante, no firma la resolución, aunque estaba de turno en la feria puesto que sí participó en habilitarla para que la Corte pudiera resolver sobre el aborto. Lo siento enormemente por él. Aunque más no fuera, debió dejar constancia de una disidencia aceptando mi personería y haciendo lugar al bautismo, para salvar en esto su situación.

    Si el hijito de Silvia X. no fué bautizado, estará en el limbo gozando de una felicidad natural perfecta. No es el cielo, que habría perdido por causa del pecado original que el bautismo lava. Pero es una felicidad inmensamente mayor que la que hubiera tenido si hubiera vivido en este mundo, dadas las horribles circunstancias que le esperaban y que rodearon su muerte. La Santísima Virgen prefirió permitir que su alma partiera de esta tierra antes que someterla a esos sufrimientos.

    Me duelen y me entristecen hasta las lágrimas los miles de niños que morirán de ahora en adelante al ser abortados por causa del gran impulso que el abortismo recibió como consecuencia de de este caso. Que Dios nos perdone, los ampare y haga que puedan llegar al cielo.

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