Una amable sonrisa de desprecio intelectual

Cosme Beccar Varela
LBM #79
23/1/2001


No sé cuál será la suerte final del Sr. John Ashcroft en el trámite ante el Senado de los EEUU que debe prestar acuerdo para su designación como Attorney General (Ministro de Justicia) del gobierno de Bush. Tampoco conozco al Sr. Ashcroft a quién he visto mencionar por primera vez en mi vida a consecuencia de esta designación. Pero me interesa analizar su caso porque es sintomático de lo que decía en la "Botella" de ayer sobre la política norteamericana.

    Si fuera verdad que al cambiar el presidente y pasar de un hombre de "izquierda" como Clinton a un hombre de "derecha" como Bush, cambia la orientación del gobierno dramáticamente, como cree el pueblo norteamericano que cambiará, entonces no debería haber ningún problema para esta desginación.

    Sin embargo, hay problemas, y tantos que dudo que el Senado le otorgue el acuerdo. Si se lo otorgan, será a cambio de que Ashcroft se comprometa a no poner en práctica las ideas que se le atribuyen y a las que me referiré más adelante. O sea, el Senado sólo aceptaría un Ashcroft "apóstata" y no a un Ashcroft fiel a sí mismo. Algo de esto ya insinuó Bush cuando dijo, defendiendo el nombramiento: "John es un hombre que sabe trabajar en equipo. No politizará su cargo." ("Clarín" 16/1/2001)

    "Politizar su cargo" quiere decir hacer política para lograr que se realicen los principios que ha defendido públicamente toda su vida y que lo han ubicado en la "derecha" y no favorecer la aplicación de las leyes que considera injustas, como la del aborto.

    ¿Y cuales son las terribles desviaciones de Ashcroft respecto al "pensamiento único" del "establishment" norteamericano?

    La corresponsal en Washington del diario "Clarín", Ana Baron, es una muchacha de la más pura ortodoxia de izquierda y se le nota todo el tiempo aunque, supuestamente, debería limitarse a informar. Cada una de sus notas está plagada de "chivos" partidistas, de modo que cuando uno las lee, no es para informarse de lo que realmente pasa sino para saber cómo vé la "intelligentsia" de izquierda un determinado acontecimiento.

    Cuando escribió sobre la asunción de Bush destilaba descontento y procuró dejar en el espíritu del lector la siguiente idea que doy aquí claramente y sin los eufemismos con que ella rodea su cruda intencionalidad ideológica: "Bush no ganó la elección. La ganó Gore, que sacó 500.000 votos más en la elección general. Bush sólo es presidente porque una oligarquía de jueces de la Corte Suprema, con mayoría de un sólo voto, aplicando leyes absurdas, como la del colegio electoral, quiso que lo fuera. Esto ha sido fruto de la presión de los ricos, que no podían tolerar a un presidente como Gore, el preferido de todas las "minorías" (N: ¿En qué quedamos? ¿Son la mayoría o son minorías?. ¡Vaya uno a entender!). Bush es un moralista, medio idiota, que no tiene el "charme" de Clinton, un genio de la economía y un político inteligentísimo etc. etc."

    El artículo sobre Ashcroft, que es el que hoy me interesa analizar se titula "El ministro de justicia de Bush se purifica untándose con aceite". Y las frases centrales no tienen desperdicio. Vea Ud., estimado lector, algunas de ellas:

    "No baila porque lo considera un acto sexual. Dice que la homosexualidad es un pecado. Está en contra del aborto, incluso en casos de violación y de incesto... Todos los días cuando llega a su oficina a las 7.30 reza quince minutos con sus asesores y consejeros. No bebe ni fuma. Frecuentmente se unge con aceite para purificarse."

    "En efecto, Ashcroft votó contra todas las leyes tendientes a poner fin a la discriminación de los homosexuales. Junto al senador Jesse Helms impidió que James Hormel fuese embajador en Luxemburgo simplemente porque es homosexual. 'La conducta de Hormel no tiene el nivel necesario para ser el representante de Estados Unidos en el exterior', explicó."

    "Hijo y nieto de pastores pentecostales, Ashcroft forma parte de un coro donde canta 'gospels'. Recientemente escribió la letra de una de estas canciones religiosas que tituló 'Cargando la cruz' y donde llama a la lucha contra las fuerzas del mal: 'Luchamos contra la oscuridad de este mundo/Pongámonos la armadura de nuestro Dios/Dejemos que su manto de amor nos proteja/Quiero cargar la cruz de nuestro Salvador/Quiero cargar co la cruz/Ese es mi objetivo.', dice la canción."

    "Miembro de uno de los grupos más conservadores de la iglesia pentecostal, la Asamblea de Dios, Ashcroft apoya la oración en las escuelas y los subsidios estatales para las escuelas privadas religiosas. Quiere eliminar la pornografía en internet y votó para cerrar el Endowment for the Arts, una fundación que apoya la creación artística, porque dice que son demasiado permisivos con el arte 'pornográfico'"

    "Más aún, Ashcroft se opone a que el Estado provea agujas a los drogadictos asi como a los programas de educación sexual y de planificación familiar en las escuelas. Según él en ambos casos eso equivale a nivelar la cultura a su denominación común más baja' ."

    "Los demócratas no le perdonan que cuando comenzó el sexgate, Ashcroft fué uno de los primeros senadores que le pidió al presidente Bill CLinton que renunciara y luego lideró la ofensiva en el Senado a favor del juicio político."

    A raíz de todo esto, los "liberals" (izquierdistas) norteamericanos, pacifistas y antidiscriminadores como dicen ser, se han puesto EN PIE DE GUERRA PARA DISCRIMINAR a Ashcroft. "En este momento necesitamos en Washington personas que ayuden a cerrar las heridas creadas durante el proceso electoral. Y Ashcroft es un extremista, no un conciliador." Asi dijo la senadora demócrata Barbara Boxer para explicar por qué votara contra el acuerdo a Ashcroft. O sea, necesitamos gente que tengan las ideas de los demócratas que perdieron y no las de los republicanos que ganaron.

    Como puede verse, la Srta. Ana Baron no informa: alega, acusa, convoca al odio, traza una raya y exclama, fusil en mano (o pluma en mano, que en el caso es lo mismo): "¡No pasará!".

    No necesita justificar por qué considera que esas ideas y hábitos de Ashcroft lo hacen inaceptable como Attorney General o Ministro de Justicia de Bush, que ganó con el apoyo de mucha gente que piensa asi.

    Esto, según el juego democrático, debería ser suficiente para que un hombre, que también tienen esas ideas, sea naturalmente el Ministro de Justicia del vencedor.

    Y no necesita justificarlo porque los miles de "ana-barones" que pululan en las redacciones de los diarios y de los medios de difusión en general, se han encargado de hacer odiosas esas ideas y de exilar de la vida pública a quienes las sostienen. Ella se limita a señalar la presa y de gritar el "halalí" de caza: "¡Abajo el religioso, abajo el moralista, abajo el defensor de la pureza de los niños!".

    Si Ashcroft fuera homosexual practicante o un militante abortista o un intelectual de izquierda avanzada (respetuoso, eso sí, de las grandes empresas capitalistas), los "ana-barones" no sólo no hubieran objetado su nombramiento como Attorney General, por más que los peligros para la justicia del país que de ello se derivaría, son obvios. Por el contrario, habrían aplaudido a Bush hasta desollarse las manos por la sabiduría de un nombramiento tan progresista y habrían escrito mil artículos reseñando las inclinaciones artísticas del designado, la suavidad de su trato con los demás, su amor a la naturaleza, con detalles sobre su compasión con los gatos, etc. Contarían casos simpáticos en los que quedara claro que el tipo es un fenómeno. El Senado norteamericano lo habría aprobado el primer día, por unanimidad, votando de pié y con aclamaciones.

    Vea Ud., estimado lector, sea amigo o enemigo, quienes son los discriminados en este maravilloso mundo que hemos sabido conseguir... Sea Ud. leal y reconozca la verdad. Y cuando alguien acuse a un "ashcroft-analógico" de "discriminador", rechace la acusación con una amable sonrisa de desprecio intelectual.

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