La confusión es clarísima

 Cosme Beccar Varela
LBM #109
6/3/2001

Dá asco analizar el asunto del llamado "lavado de dinero". Pero creo que "La botella al mar" tiene que poner manos a la obra ya que el tema está plagado de trampas, mentiras, silencios cómplices y maniobras obscuras e intervienen muchos vivillos, mafiosos, charlatanes, politiqueros, desinformadores, ladrones, coimeros, millonarios de fortunas mal habidas y, además, la opinión pública está muy confundida por una avalancha de informaciones no muy claras.

    La forma en que el asunto es manejado revela que la Argentina, cada vez más, está dirigida desde los EEUU. Y lo que es peor, esa dirección está en manos de un conjunto de ineptos desconocidos, que emplean prácticas poco claras con fines menos claros aún, inspirados en prejuicios contrarios a los pueblos latinoamericanos a los que desprecian por ser católicos, no ser sajones, ser pobres, ser bajitos de pelo negro y no tener las cualidades comerciales en las que descuella el gran país del Norte.Es vergonzosa la forma en que los máximos dirigentes nacionales y la prensa recurren a los EEUU para saber si están haciendo las cosas "bien" y para pedirles plata o perdón por no poder cumplir las metas impuestas. 

    Esas metas son las siguientes:

a) suprimir las leyes que protegen la estabilidad en el trabajo; 

b) reducir las ya magras jubilaciones y pensiones; 

c) aumentar los impuestos y perseguir como evasores a los que ya los pagan para que paguen más y equilibrar unas cuentas inequilibrables, vista la dilapidación y malversación de fondos públicos en que consiste nuestra Administración estatal; 

d) mimar aún más a los grandes empresarios que ya no saben qué hacer con la plata que ganan (aunque hacen de todo menos usarla para dar trabajo y ayudar en el servicio del bien común) y

e) tener a todo el mundo en vilo con sospechas genéricas de "lavado de dinero" que abren camino a toda clase de arbitrariedades policialescas, mientras los grandes coimeros no son molestados ni mencionados.

    Toda nuestra política gira en torno a estas exigencias, ignorándose los problemas reales que aflijen al pueblo argentino.Los diarios de hoy, al referirse a la designación de Lopez Murphy como Ministro de Economía, informan con exultación: "Elogió la designación el embajador de los EEUU" (tapa de "La Nación" del 6/3/2001, entre otros). No estoy contra los EEUU, por supuesto. Es un gran país y la última elección ha demostrado que tiene una mayoría decidida de gente que no quiere la ideología ni la política inmoral de Clinton y Cia. Estoy, eso sí, contra los políticos argentinos de pacotilla que miran a EEUU con ansiedad servil y no son capaces de comprender, y menos aún valorar, el carácter, las tradiciones y las cualidades del país que indignamente dirigen. Y estoy contra los "chantas" que también hay en EEUU (que no son pocos) que, esos sí, participan de la ideología y la política inmoral de los Clinton y Cia.

    Este asunto de la investigación del Subcomité del Senado norteamericano que dirige el senador Carl Levin, pareció que iba bien, aunque no me gusta que haya sido ese poder extranjero el que descubriera lo que debió descubrir De la Rúa, si hubiera cumplido con su promesa electoral de combatir la corrupción.Ahora, sin embargo, con relación a lo ya descubierto están ocurriendo cosas extrañas y no están "descubriendo" otras que también deberían ser investigadas. Lo cual me hace pensar que el informe del Senado en cuestión es una gran "OPERACION PEREJIL". Se descubren algunas cosas, se acusa a algunos "perejiles" pero los "peces gordos"...bien, gracias.

    Algunos testaferros han quedado expuestos a la luz pública, algunos de los cientos de millones que se robaron en la Argentina ciertos grupos de poder durante la década infame menemista, han sido cuantificados; pero ahora viene el "mutis por el foro", es decir, el senador Levin y sus colaboradores parecen haberse detenido en su celo investigador y se desdicen de lo que dijeron en su informe y en la prensa.Por ejemplo, la senadora republicana Susan Collins, miembro del mentado subcomité dijo: "Los reports de la prensa argentina afirmando que este subcomité indentificó miles de millones de 'dinero sucio' relacionado con estos bancos (N:el MAB y el Federal Bank), son simplemente inexactos". El senador Carl Levin agregó que "algunas de las declaraciones atribuidas por la prensa argentina a miembros de su personal parecían haber sido infladas" ("Ambito Financiero", 5/3/2001, pag. 12).

    Sin embargo, estos desmentidos son falsos: el propio informe firmado por el Subcomité menciona la cifra de 4.500 millones de dólares movidos a través del circuito Federal Bank-Citibank de New York precisamente durante la década infame menemista, desde 1992 hasta el 2000. Así dice el informe, textualmente: "El Minority Staff revisó los balances mensuales del Federal Bank para su cuenta corresponsal en el Citibank y determinó que durante el curso (sic) de la cuenta corresponsal del Federal Bank en el Citibank Nueva York, desde noviembre de 1992 hasta mayo de 2000, más de 4.500 millones de dólares se movieron a través de esa cuenta. Ese valor excede el de cualquier otro banco offshore examinado por el Minority Staff durante aquel período". (Texto tomado del informe del Subcomité del Senado de los EEUU. "Ambito Financiero". Ver www.ambitoweb.com 1/3/2001, pag.25).

    ¿Por qué niegan los dos senadores lo que es fácil comprobar que está en su propio informe? ¿Es que han recibido presiones para proteger a quienes obviamente resultarían afectados si se confirmaran esas cifras?Es notorio que semejante cantidad de "dinero negro" sólo pudo ser capturada por muy altos funcionarios. Un simple Director de una Oficina Pública no tiene posibilidad alguna de pedir "coimas" que lleguen a esas cifras, ni tiene acceso a banqueros que se ocupan de "reciclar" su dinero mal habido tan importantes como los que aparecen envueltos en esta enorme operación.

    Sólo pueden hacer eso un Presidente, sus Ministros y algunos personajes de sus entornos, en base a un poder de decisión mucho más grande que el de un simple Jefe de Oficina; alguien con poder político suficiente para ofrecer ventajas suculentas para que empresarios poco escrupulosos hagan negocios altamente lucrativos. Hay otros grupos económicos en la Argentina que crecieron con la velocidad del rayo durante la década infame menemista, además del CEI (que es del Citibank y de Moneta). ¿No siente curiosidad De la Rúa, que llegó para combatir la corrupción, por averiguar si en esos grupos no hay también "dinero negro" blanqueado a través de otros testaferros? Y no me diga que no sabe a qué me refiero, porque las sospechas son del dominio público. Sólo que es tan grande el monto y tan enorme la cadena de empresas que implica, que se podría descubrir que la economía argentina está secuestrada, en gran parte, por intereses espúreos. Y eso no lo quiere descubrir De la Rúa, ni tampoco, al parecer, el senador Carl Levin, tan selectivamente solicito en su papel de Sherlock Holmes internacional.

    Dijeron que había una lista de 200 argentinos que estarían detrás de las enormes transferencias manejadas por el Federal Bank. Primero, los norteamericanos dijeron que se la darían a la inefable diputada Carrió; después dijeron que De la Rúa la había pedido en exclusiva y que el senador Levin consultará al Departamento de Estado yanqui para ver a quien le da la dichosa lista ("La Nación", 6/3/2001, pag. 9). La diputada Carrió llegó ayer de Washington, sin lista. Creo que si alguna lista llega, será un lista de "perejiles", pero no aparecerán los nombres de los verdaderos responsables del gran desfalco cometido en la década infame menemista. Y todos contentos, menos los "perejiles", pero ellos saben que si hablan, les espera un tiro en la nuca, como a Perel, el que murió en Cariló el mismo día en que se conocían las primeras informaciones sobre los resultados de la investigación del Senado de los EEUU (ver "Clarin" del 6/2/2001, tapa). Parecería que el asesinato de Perel hubiera sido un oportuno aviso a todos los "perejiles" y testaferros de lo que les espera si llegan a hablar de más.

    Entramos así en una calesita en que todo gira en torno al mismo punto y que se mueve, pero no avanza. Todas las preguntas se estrellan contra la cara de piedra de los testaferros que resisten cualquier embate con una serenidad patológica (digo eso porque no puedo creer que una persona sana y en sus cabales sea capaz de mentir con la tranquilidad que mienten los grandes bonetes de estos episodios, sin alterarse nunca ni dar señales de embarazo). Esos testaferros tienen nervios de acero y los grandes responsables de esa gigantesca masa de "dinero negro" se sienten seguros tras una muralla de silencio y pactos de "ormetá" que son la regla maldita que rige en la política argentina conducida por una "dirigencia de porquería" (Duhalde dixit).

    Si salen impunes de ésta, que es lo más probable, tendrán miles de millones invertidos en negocios "a riesgo político" (ver "La botella al mar" nro. 76, del 18/1/2001) rindiendo cientos de millones en utilidades por año, con los que podrán comprar conciencias y complicidades para aferrarse al poder por tiempo indefinido y trabar a perpetuidad todos los esfuerzos patrióticos de los argentinos de bien.

    Salvo que los argentinos de bien tuvieran imaginación, organización, generosidad, coraje y dedicación, en vez de la estrechez de miras, el egoísmo, la envidia, la cobardía y la pereza que hoy nos caracteriza, de la cual se aprovechan los usurpadores del país para hacer los que se les dá la gana.

    En suma, como decía un "graffiti" que leí hace varios años: la confusión es clarísima.

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