Sueño y pesadillas

Cosme Beccar Varela
LBM #107
2/3/2001


Es como si todo el país se estuviera quedando dormido y en el sueño, lo asaltaran horribles pesadillas.

    No hay reactivación económica sino un estado de sopor creciente en todos los órdenes, con intensos sobresaltos surrealistas que no movilizan a ninguna acción útil sino que apenas impiden que el sueño sea reparador.

    Todo se va deteniendo y lo único que se mueve son los personajes de las pesadillas.

    El elenco de esos personajes es variado, empezando por el Presidente.

    El Presidente divagó dos horas para cumplir la formalidad de abrir las inexistentes sesiones de un Congreso sospechado de corrupto e integrado por una inmensa mayoría de ineptos que no legislan para el bien común ni les interesa hacerlo.

    En el palco principal dormitaban Machinea, el Ministro de Economía semi-defenestrado y la Ministra de Bienestar Social, que no se sabe bien qué hace; miraban para otro lado el Ministro del Interior, el Ministro de Educación, el Presidente de la Corte, el Jefe del Ejército y otros grandes funcionarios que no conozco: todos se aburrían concienzudamente (ver foto de la pag. 6 de "La Nación" del 2/3/2001).

    Los legisladores peronistas, que formaron parte del poder durante la década infame menemista, en cuyo transcurso se desvalijó al país, estaban en el recinto adoptando aires de opositores cuando en realidad son compinches que desempeñan distintos papeles en esta mascarada vergonzosa que es la política argentina.

    Los legisladores radicales y frepasistas son oficialistas, pero no saben como apoyar una política tan inconsistente y pastosa que no ofrece superficie alguna sobre la cual aplicar un apoyo. Algunos ya cambian de papeles y se ponen a representar el papel de opositores, tan falso en ellos como el de oficialistas.

    Los de los partidos minoritarios integran, como acólitos del radicalismo y del radicalismo, un sistema político basado en el engaño al pueblo y en el monopolio de los cargos, en violación de la Constitución Nacional.

    El Presidente de la República, en sus divagaciones, dijo: "Necesito que profundicemos la lucha contra la corrupción. La impunidad terminó...Mi gobierno ha demostrado en todos sus actos la más firme decisión de combatir la corrupción de cualquier tiempo que sea." (sic, dijo "en TODOS sus actos")

    Sin embargo, un Sub-comité del Senado norteamericano señaló que a través de uno sólo de los canales usados por los corruptos políticos para "lavar" sus ilícita ganancias, han pasado u$s4.500.000.000 de dólares en los últimos 9 años (ver diarios del 1/3/2001). El Dr. De la Rúa no ha tomado hasta ahora ninguna medida para recuperar esos fondos mal habidos ni ha investigado a Menem, a quien cabía la obligación, como supremo responsable de la Administración del Tesoro nacional, de custodiar los bienes públicos.

    ¿No hay otros posibles canales de salida de fondos originados también en la corrupción política? No consta que el gobierno esté investigando nada de eso. ¿Estará esperando que el Senado de los EEUU lo haga para actuar a posteriori? Pero si es así, no puede decir, en lo que de él depende, que "ha demostrado la más firme decisión de combatir la corrupción".

    Por otra parte, los diarios de esta semana informaron que el Procurador General del Tesoro, Dr. Marcer (que acompañó a De la Rúa en la Jefatura de Buenos Aires y ahora lo trajo a ese alto cargo), le prohibió al Dr. Bielsa, Sindico General de la Nación (SIGEN), investigar la forma en que la SIDE usó sus fondos.

    Los fiscales que investigan los sobornos en el Senado, sospechan que fueron pagados por la SIDE y reclaman medidas de investigación para probarlo. Marcer pretende, con esa orden, cerrar esa investigación, al menos en cuanto pueda averiguarse a través de la SIGEN.

    Han pasado tres días desde que esa orden se conoció y no he visto ninguna instrucción del Presidente en contrario.

    Otro tema en el que divagó el Presidente fué el de la reforma política. Lejos está del ánimo presidencial promover la verdadera reforma que es necesaria y que he esbozado en el proyecto de Ley Política que publiqué en los números 83, 84 y 85 de "La botella al mar". El quiere apenas una "reformulación del actual sistema de financiamiento de los partidos políticos, el acortamiento de las campañas proselitistas, internas abiertas y la depuración de los padrones electorales" ("La Nación", 2/3/2001, pag. 6).

    De la idoneidad de los políticos y candidatos, ni palabra.

    Y lo más curioso es que el Presidente haya mencionado el financiamiento de los partidos como uno de los puntos que requiere reforma, porque el 27/2/2001 se publicó en "La Nación" un informe de Poder Ciudadano reveló que De la Rúa, Duhalde y Cavallo no dijeron la verdad al mencionar los montos gastados en la campaña presidencial del 99:

    De la Rúa gastó $42.655.482 y dijo que había gastado $19.049.339 y su partido informó a la Justicia que había gastado sólo $2.700.000.

    Las cifras de Duhalde son respectivamente, $44.697.718, $26.570.626 y $3.215.869 y las de Cavallo, $4.969.425, $2.424.155 y $1.183.423.

    Es obvio que el Presidente carece de autoridad moral para propiciar una reforma del sistema político en este asunto de la finanzas, ya que él y su partido han falseado la información a ese respecto. Es decir, debe empezar por explicar el origen de los fondos realmente gastados y las razones para no haber dicho la verdad sobre su monto, como primera medida.

    Se habla mucho de "lavado de dinero": ¿darle dinero "en negro" a un candidato presidencial con la esperanza de recibir favores a cambio, no es una forma de "lavar dinero"?

    Es evidente que este es un problema, pero antes que ése, está el de la falta de idoneidad moral de los políticos de todos los partidos actuales, cuyo máximo representante, por la importancia de su cargo, es De la Rúa. Si no se resuelve ese problema, todo lo demás es letra muerta.

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