Una moneda, por favor

Cosme Beccar Varela 

LBM #185

28/6/2001

No soy economista ni mucho menos, pero a raíz del interesante debate sobre la moneda que han sostenido en este diario los Dres. Tejerina y Pirán, me pareció oportuno exponer algunas ideas sobre el mismo tema, sin otro fundamento que mi experiencia personal después de haber vivido varias inflaciones, la "hiperinflación" y la "convertibilidad".

 

1) Es verdad que la moneda es una medida para el intercambio de bienes y servicios y que, como toda medida, debe ser estable. De lo contrario no sirve.

 

2) No creo que exista una "moneda con valor intrínseco". Ni siquiera el oro lo fué ni lo es, porque es una mercadería más cuyo valor fluctúa según la oferta y la demanda.

 

3) La estabilidad del valor de la moneda resultará de la confluencia de los siguientes factores:

 

a) De la honestidad y seriedad del gobierno que la emite, dando confianza general de que no imprimirá billetes para pagar el gasto público.

 

b) Que el presupuesto estatal esté equilibrado, o sea que no se gaste más de lo que se puede recaudar sin perjudicar a los contribuyentes.

 

c) Que haya libertad de cambios con un mercado "a futuro" ágil y bien organizado. Esto último es indispensable para que funcione como un seguro de cambio. Además, el Banco Central debe intervenir cuando haya "corridas" para evitar fluctuaciones bruscas artificiales, como hacen todos los Bancos Centrales del mundo. Debería también desalentarse a los capitales "golondrina" con un impuesto que no se cobraría a la inversión extranjera durable.

 

d) Se deben reducir los impuestos para permitir el ahorro, facilitar el consumo y la liquidez, incentivar la iniciación de nuevas actividades productivas y la continuación de las existentes.

 

e) Establecer aranceles aduaneros razonables para fomentar la producción interna, que irán decreciendo a medida que ésta se consolide. Esto debe estar acompañado por un efectivo control de la calidad de los productos nacionales organizado a través de las respectivas Cámaras industriales y de servicios, con multas para los empresarios "chantas" y para las Cámaras si no controlan como deben.

 

4) Si las condiciones que anteceden se cumplen, el pueblo tendrá confianza en la moneda y ésta será usada para los cambios, sin recelos. El valor de esa moneda con respecto a las extranjeras resultará del mercado de cambios y la estabilidad de su valor con relación a las otras será consecuencia de la riqueza nacional y de la seriedad del gobierno.

 

5) La convertibilidad fué y es una ficción que nada tiene que ver con la libertad de cambios. Es un "tipo de cambio oficial" que en vez de estar sostenido por un régimen de control del mercado de divisas y un corrupto sistema de permisos previos, como era antes, está sostenido por un incesante ingreso de préstamos externos destinados a contrarrestar la natural devaluación que resultaría del deficit fiscal, de la desconfianza para con el gobierno, de la caída de la producción interna, del aumento del costo de vida y del empobrecimiento general del país.

 

Que la equivalencia es irreal se percibe por el alto costo de la vida en dólares, en la caída de las exportaciones y en la alta tasa de interés que se paga por los préstamos en pesos. Hasta los préstamos en dólares que hacen los Bancos argentinos tienen una tasa alta de interés que revela que esos Bancos tienen conciencia de la artificialidad del sistema.

 

6) La convertibilidad es suicida porque a medida que pasa el tiempo el endeudamiento externo es cada vez mayor, la ficción del "uno a uno" es cada vez más irreal, la recesión y el empobrecimiento general son cada vez más profundos, la desocupación crece inevitablemente y las posibilidades de pagar la deuda externa que sostiene ese "cambio oficial" del uno a uno son cada vez más remotas, con lo cual el crédito internacional desaparece ("riesgo país") y la posibilidad de seguir ofreciendo dólares a un peso se esfuma.

 

7) Decir que la convertibilidad es como las fichas del casino que tienen un valor constante frente el dinero depositado en las cajas y que se cambian al retirarse del local es impactante, pero no es válido. Las fichas del casino sólo sirven para hacer una única operación que es comprar una apuesta por valores fijos y nada más. Es un juego todo artificial y tan rígido como un muerto.

 

8) Las reservas en dólares (¿son en dólares genuinos y disponibles o hay una gran parte en Bonos del Estado?) del Banco Central que responden por cada peso emitido son parte de la ficción del "uno a uno".

 

¿Qué pasa si, terminado el crédito externo, el Banco Central tiene que entregar esas reservas para sostener el "uno a uno" y termina agotándolas simultáneamente con la desaparición del último peso?

 

El Banco Central se queda sin reservas y sin otra razón para existir que ser una Superintendencia de Bancos, el país se queda sin moneda propia y la gente empieza a comprar y vender en dólares.

 

Eso traería problemas nuevos y desconocidos, porque nunca vimos esa situación; pero me suena como algo enfermizo.

 

Una cosa es que los empresarios hagan sus cuentas en dólares y la otra es que toda la población tenga que usar dólares para todos sus gastos. El lío que se armaría puede ser peor que la inflación.

 

9) Cuando tengamos un buen gobierno, creo que podría salirse de la "convertibilidad" sin que el peso deje de ser convertible libremente. He hecho una sugerencia al respecto en el nro. 161 de "La botella al mar".

 

PERO TODO ESTO ES PURA TEORÍA PORQUE MIENTRAS NO HAYA UN GOBIERNO Y UNA CLASE POLÍTICA INTELIGENTES Y CON UNA ALTA MORAL, NO SE PUEDE TENER UNA MONEDA SANA, SEA QUE NOS QUEDEMOS EN LA CONVERTIBILIDAD O QUE SALGAMOS DE ELLA. CON LA ACTUAL DIRIGENCIA TODO ES TRAMPA Y DESALIENTO.

 

Por lo tanto, el problema es principalmente político. Dediquémos nuestros esfuerzos a resolverlo.