Buenos Aires fue sitiada por el sur

Cosme Beccar Varela 

LBM #192

7/7/2001



Realmente, creo que se está gestando una situación que podría aproximarnos a una hipótesis de guerra civil. Lo dije ya en el nro. 151, del 9/5/2001 de este diario bajo el título "Vísperas del prólogo de una guerra civil". Es poco probable que eso ocurra, sin embargo, no por falta de agresión del lado subversivo sino por falta de reacción del lado agredido, que es toda la ciudadanía.


Y si no hay ya una guera civil, hay, por lo menos, una ausencia de autoridad que deja a la sociedad civil librada a su suerte. Mueren policías asesinados y mueren particulares asaltados. Y quien sufre una injusticia, no tiene una esperanza razonable de que se restablezca su derecho.


Los agitadores de izquierda o sea, el comunismo con otros nombres, tienen amplia oportunidad de provocar violencia, subidos en los muchos reclamos originados en las numerosas injusticias que el pueblo padece.


Pero a ellos no les interesa la gente. Apenas la usan como excusa para sus propios fines. Y si la gente no quiere participar en los "cortes de ruta", en las violencias y otras ilegalidades que cometen, la amenazan.


"La Nación" publica un informe de su corresponsal en Salta titulado: "Testimonios del terror en Mosconi" (9/7/2001, pag.9). Allí aparece en toda su crudeza la realidad de lo que ocurrió y ocurre en Gral. Mosconi. Son datos tomados de la investigación judicial que consta en el expediente de 4.500 fojas abierto por el Juez federal de Salta, Dr. Abel Cornejo.


Una joven residente de Gral. Mosconi, declaró como testigo y bajo juramento lo siguiente: "Muchos piqueteros, unos treinta más o menos, con sus rostros cubiertos con trapos y gorras con agujeros para los ojos, derribaron la cerca y quisieron meterse en mi casa en medio de gritos e insultos, exigiendo que debíamos permitirles entrar para subir al techo porque desde allí podían hacer 'buen blanco sobre los gendarmes'. Papá se opuso y armado con un machete se lo impidió; entonces uno de los piqueteros lo apuntó con un revólver y le dijo: 'si no nos dejás entrar te vamos a matar'"


Y en otro momento de su testimnio agregó: "los piqueteros festejaban a los gritos cuando caía un gendarme".


Otro poblador declaró: "A nosotros los piqueteros nos han dicho con sus caras encapuchadas que nos van a prender fuego a la casa si no apoyamos el corte de ruta".


Ante esa amenaza, el pobre hombre tuvo que ceder. Llevó a sus hijos a otro lugar y al volver se encontraron con que "la casa estaba llena de piqueteros que la destrozaban y atacaban a los gendarmes".


"Si vos no venís a apoyar el corte te vas a quedar sin nada" dijeron los piqueteros a otra pobladora. Ella declaró: "Iban a mi casa y me amenazaban...Como dueños y señores se llevaban los pomelos y las bananas que estaban maduras en el patio".


"Otra mujer sostuvo que varios vecinos tuvieron que permanecer 'con sus casas tomadas por las personas que disparaban' pero 'no quieren denunciarlo por temor a que los piqueteros tomen represalias'"


Continúa el cronista informando sobre lo declarado por esta pobre mujer: "No pudo precisar si se disparaba con revólveres o pistolas, pero sí que 'había varios rifles'...Afirmó que los que disparaban eran civiles que 'iban llegando y se apostaban en distintos lugares y comenzaban a disparar desde la casa que está cerca de las vías, próxima a la ruta, con muchos yuyos 'lo que permitía a esos sujetos esconderse fácilmente'" (ibidem).


Un cronista de "La Nación" también informa sobre un "famoso montecito" cercano al lugar del corte de ruta en Gral. Mosconi desde el cual se hicieron los disparos contra los gendarmes y contra los dos civiles asesinados.


"En ese ya famoso montecito de Mosconi -dice la noticia-, un pajonal con casas en el interior, se visualizaron senderos preparados para ingreso y salida del lugar, con marcaciones precisas que permitían el cambio de posición a los tiradores, algo que había sorprendido a los gendarmes de rango inferior que pusieron el cuerpo en el operativo". ("La Nación", 7/7/2001)


* * *


Estas noticias revelan claramente la existencia de una organización decidida a todo: matar, quemar casas, amenazar, robar armas y usarlas. Algo muy distinto a la imagen de personas desocupadas que, movidas por la desesperación, hacen una manifestación espontánea.


Sin embargo, después de los hechos violentos de Gral. Mosconi a la opinión pública le quedó la duda, si la responsabilidad fué de la Gendarmería o de los piqueteros y los dichos de los gendarmes, que dijeron haber ido a desalojar la ruta con prohibición de usar sus armas y que habían sido atacados desde un bosquecito cercano con armas largas, pareció una excusa poco creíble.


Los medios de comunicación han mantenido esta realidad relativamente oculta. No la pueden negar, pero tampoco le dieron el destaque que merece.


La orden de captura de los organizadores, partícipes de dos asesinatos y de varios atentados a bala contra 24 gendarmes, dictada por el Juez Cornejo, fué abiertamente desacatada por el ministro de Desarrollo Social, Juan Pablo Cafiero, que conversó tranquilamente con dos de ellos sin tomar medida alguna.


Y por el Sr. Enrique Martinez, Secretario de Estado para las PYMES que también conversó con los piqueteros y tuvo el siguiente diálogo:


"'Esto es una dictadura. Y bajo una dictadura no se puede negociar', gritó uno de los participantes...(y Martinez contestó:) 'Mientras el fascismo exista y tenga poder, hay que hacerle frente. Tienen razón'". ("La Nación", 30/6/2001, pag. 8)


A ninguno de los desabellados funcionarios el fué pedida la renuncia ni sufrieron reproche alguno del Presidente, al menos que se haya sabido y si lo hubo debió saberse, dada la gravedad de los hechos.


* * *


La escalada de agitación agresiva continúa. El viernes 6/7/2001 la ciudad de Buenos Aires quedó incomunicada con el sur de la Provincia porque pequeños grupos de piqueteros cortaron durante seis horas los puentes Pueyrredón, La Noria, Valentín Alsina, Velez Sarsfield y la Autopista Buenos Aire-La Plata. Reclamaban la liberación de los tres detenidos en Salta por los asesinatos cometidos en Gral. Mosconi y las lesiones de bala contra 24 gendarmes a que arriba me he referido, y el retiro de esa fuerza de la zona de Tartagal.


Los piqueteros estaban, en su mnayoría, enmascarados. Más que un caos en el tránsito, que fué total, se trató de un acto de guerra, violento, estable e impune.


Empezó a las 3 de la tarde y fué levantado cuando los agitadores, perfectamente organizados y siguiendo un plan calculado, decidieron hacerlo. La policía, desarmada, con orden de abstenerse de intervenir, y como ya es habitual, colaboraba con el corte de rutas parando el tráfico antes de los lugares ocupados por los piqueteros ("Clarín", 7/7/2001, pag. 56).


Los conductores de los vehículos detenidos se convirtieron en rehenes de los violentos. Muchas personas sufrieron graves perjuicios por no poder pasar ni retroceder, impedidos de llegar a sus lugares de trabajo o simplemente a sus casas y sufriendo en su salud física y psíquica un daño no desdeñable.


El orden más elemental fué vulnerado, a vista y paciencia de las autoridades.


En los años 70 y 80 era el terrorismo mortal, oculto y sorpresivo el que nos agredió. Ahora el terrorismo usa otra técnica: es la ocupación violenta de las arterias del país, o sea sus rutas, puentes y calles.


Son terroristas anónimos pero no ocultos, salen a la luz y hacen violencia sobre la ciudadanía pacífica y desorganizada.Los agitadores entrenados emplean asalariados mezclados con civiles amenazados o desprevenidos y hasta niños, a los que ponen como escudo.


Usan palos, piedras y antifaces como una forma de tornar más efectiva la amenaza. Y llegado el caso, hay quienes tienen armas y actúan, como ocurrió en Gral. Mosconi.


* * *


Esto sería imposible si no contaran con la complicidad del gobierno de la Alianza, cuyo corazón está en la izquierda (aunque su bolsillo está a la derecha). Mestre, el "feroce" ministro del Interior y responsable del orden público, el viernes 6/7/2001 no hizo nada para liberar los puentes ni las rutas y pretendió derivar la responsabilidad exclusivamente sobre el gobierno de la Provincia.


Huelga decir que Ruckauf, demagogo en tren de presidenciable, no quiere asumir sus responsabilidades para no quedar com "represor", a pesar de que, cuando le conviene, predica el refuerzo de las penas para fingir que combate la ola delictiva que asuela su territorio.


El "feroce" Mestre, implacable con los jueces y empleados administrativos de Corrientes cuando fué interventor de esa Provincia y tanto que hasta causó el suicidio de tres magistrados (ver nros. 48 y 55 de este diario), frente a los "piquetes" actúa como un manso cordero. No despejó las rutas, ni los puentes y las explicaciones que dió para justificar su inoperancia fueron burlescas.


Lo que pasa con este gobierno y su ministro del interior es que habiendo simpatizado siempre con todas las "causas" de la izquierda y siendo una gran parte de sus bases políticas de esa tendencia, no se deciden a reprimirla cuando llegan al poder, aunque cometa desmanes.


* * *


¿Qué quiere la organización que prepara y ejecuta fríamente estos actos, cada vez más audaces y frecuentes?


No quieren defender a los desocupados ni contribuir al bienestar general: quieren agitar y minar el resto de orden que queda en el país y PREPARARSE PARA TOMAR UNA PARTE PONDERABLE DEL PODER, como ocurre en Colombia, donde a pesar de que las FARC no tienen el gobierno, le dictan condiciones y aterrorizan a la población.


Y lo peor es que la prensa en general colabora para consolidar ese poder en manos del terrorismo, justificando sus acciones, prestándole una respetabilidad que no tiene y atacando a quienes se les oponen, sean las Fuerzas Armadas o las execradas fuerzas para-militares que actúan en aquel desgraciado país. Estas fuerzas no son ni un poco más criminales que la FARC, pero a la FARC la prensa le sonríe y a los otros, los denigra.


Aquí estamos en los comienzos de una operación semejante y el peligro es que ya no tenemos Fuerzas Armadas que quieran imponer el orden en el interior del país como, al parecer, todavía trata de hacerlo el ejército colombiano.


La combinación de los "economistas" responsables de la desocupación y de varios otros males y un gobierno imoperante por arriba, y por abajo la agitación violenta y sistemática dedicada a cortar las rutas, puentes y calles, es explosiva. Si no hay guerra civil es porque la población en general es pacífica y no tiene medio alguno de oponerse a este plan que se va desarrollando inexorablemente a la vista de todos.


Pero lo cierto es que están haciendo todo lo posible para provocarla: el sitio de Buenos Aires realizado el 6 de Julio de 2001 desde el Sur es parte de esa estategia.


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