Algo está podrido en los grandes negocios

Cosme Beccar Varela
LBM #92
9/2/2001


El doble crimen cometido en Pinamar el domingo 4/2/2001 o en la madrugada del lunes 5/2/2001, del cual fueron víctimas el Sr. Mariano Perel y su mujer, es uno de esos casos que lleva la marca de los grandes negocios "a riesgo político" de que hablaba "La botella al mar" en su nro. 76 del 18/1/2001.

    Esos negocios se hacen casi sin papeles o con papeles que no reflejan la totalidad de las obligaciones asumidas por las partes. Los intervinientes responden con sus vidas o con su integridad física o patrimonial o con su fama. Si no cumplen, pueden ser asesinados o heridos o arruinados o difamados, según el humor del "acreedor" y la cuantía de los intereses en juego.

    Otra característica de esta clase de negocios es que los interesados principales tienen poder para desviar o detener las investigaciones sobre los delitos cometidos con el fin de castigar a los incumplidores, de tal manera que nunca se descubre nada sobre los autores ni sobre los motivos.

    Por otra parte una costumbre que se ha hecho ley en los Estados Unidos y que es imitada por la Argentina, es la de hacer "acuerdos" con delincuentes para que denuncien a otras personas, a cambio de la impunidad del denunciante o de una pena menor.

    Este sistema se presta a toda clase de brutalidades, como lo probaré más adelante en este artículo. Pero lo que es más grave es que puede ser utilizado para imputar y condenar a personas inocentes o a personas responsables de haberle "fallado" a algún gran bonete en un negocio de "riesgo político".

    Todo mi conocimiento y experiencia como abogado, que no es poca ni corta, se subleva ante esta práctica procesal.

    Es un principio elemental de Derecho que la declaración de un testigo interesado en declarar de un modo u otro, es nula o, al menos, altamente sospechosa y tiene un ínfimo valor probatorio.

    Sin embargo, en los EEUU y en la cultura "yanquiforme" en que nos vamos introduciendo, esto es considerado el "supra summum" de la astucia investigadora, y ni los Fiscales ni los Jueces tienen empacho en condenar personas basadas en estos testimonios de baja estofa.

    Como decía más arriba, este sistema se presta a que se cometan verdaderas brutalidades. Así ha quedado estruendosamente comprobado, según noticia publicada el 3/2/2001 ("La Nación" pág. 5), en el caso de un pobre señor llamado Peter Limone que fué condenado y pasó 33 años en la cárcel, "incriminado por un informante que colaboraba con la Fiscalía, en tanto que agentes del FBI que, aparentemente, sabían de su inocencia pero que nunca hablaron, lo dejaron languidecer en prisión".

    Luego de innumerables apelaciones, su abogado defensor consiguió probar ésta y otras perturbadoras irregularidades cometidas por el FBI de similar calaña y obtuvo la anulación de la condena y la libertad de su defendido. Muy bien por el abogado.

    En la línea de estas costumbres procesales "yanquiformes", recuerdo el caso de un juez federal argentino, un juez "estrella", de los que salen frecuentemente en los diarios y que anticipan sus sentencias y decisiones a la prensa con fines de "autobombo" y ajenos a la causa. No hace mucho, fué filmado en momentos en que ofrecía a un procesado una cuantiosa suma de dinero a cambio de que acusara a otras personas. De este modo el juez pensaba hacer avanzar una causa en la que no se descubría nada y que le estaba trayendo "mala prensa".

    Pues bien, cuando el abogado defensor de ese procesado presentó el "videotape" como prueba de la parcialidad del juez y de sus procedimientos espúreos, fué acusado de no sé qué delito criminal o correccional o de faltar a la ética (escribo de memoria y no me acuerdo exactamente) y el juez recuperó el "videotape", no fué apartado de la causa, no se le hizo juicio politico, el eventual testigo continuó procesado y preso, el juez no sufrió ningún desmedro en su autopromovido prestigio, pero en cambio, el abogado defensor fué sancionado y su Estudio fué allanado.

    Esta barbaridad la tengo en mi memoria como una de las vergüenzas que pesan sobre la justicia argentina.

    Ahora ocurre este doble crimen.

    El Sr. Perel trabajaba en una empresa que pertenecía en buena parte al Citibank. El crimen fué conocido por los diarios del 6/2/2001, el mismo día en que se publicó un cable de AFP dando la noticia de que un Subcomité de Investigaciones del Senado norteamericano había publicado un informe sobre el "lavado de dinero" en el cual se mencionaba al Citibank, junto con otros importantes Bancos, como responsables de canalizar fondos provenientes de operaciones ilegales.

    Como explicaba en la "Botella al mar" nro. 89 6/2/2001 el "narcotráfico" es apenas una de esas operaciones ilegales y otras son las "coimas" cobradas por políticos y empresarios corruptos. Puede agregarse en esa lista, la trata de blancas y otros delitos infamantes ampliamente lucrativos de los que nuestro hermoso mundo moderno es fecundo.

    No creo que esta mención del Citibank en el informe del Senado permita acusar a esa institución ni a los demás Bancos allí citados de esas incorrecciones. En la inmensa cantidad de operaciones que realizan esos Bancos es posible que algunas tengan esas características pero eso no hace responsables a los Bancos como tales ni tampoco a la inmensa cantidad de empleados honrados y diligentes que en ellos trabajan.

    Lo que sí me parece es que funcionarios importantes del Citibank, durante su desempeño en el Banco o después de haber hecho su carrera en él, han sido personajes destacados en la era menemista y han desempeñado (y algunos aún desempeñan) importantes papeles en la realización de negocios torrencialmente lucrativos "a riesgo político", inventados, iniciados, desarrollados y propiciados durante esa época.

    Es posible que a estos señores se les hayan olvidado algunas normas éticas y que algunos de sus colaboradores se hayan metido en "camisas de once varas", y que eso les haya costado o pueda costarles muy caro.

    Por otra parte, cuando hay mucho dinero de por medio, y poca moral en su origen y en su multiplicación, hay también personajes terciarios o cuaternarios que no son de "guante blanco" sino más bien de "acción directa" y no le hacen ascos a los métodos violentos.

    Como a su vez entre los participantes de este circuito en el que circulan fondos de dudoso origen hay muchos personajes con poder político y que lo han usado para procurarse esos fondos, no sería de extrañar que algunos de esos personajes terciarios o cuaternarios pertenezcan a fuerzas de seguridad dependientes de ese poder político o a algún organismo de represión extranjero.

    Todo esto no son más que conjeturas inspiradas por el extraño doble crimen de Pinamar.

    ¿Es un mensaje para los actores de ese turbio circuito de negocios a "riesgo político" y del "lavado de dinero"? Podría ser, aunque el Sr. Perel sea inocente de cualquier delito, cosa que concedo sin hesitar ya que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Pero su muerte suena como una advertencia para otros menos inocentes o inocentes también, pero involucrados imprudentemente en esos ambientes.

    Esta es la Argentina que hemos sabido conquistar luego de la década infame menemista y de la extraña gestión del Dr. De la Rúa ...


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