Moneda: la triste necesidad de elegir entre dos males

Cosme Beccar Varela 

LBM #189

4/7/2001


 

Es muy interesante la respuesta de Germán Pirán al artículo de Juan José Guaresti que se publica hoy en la sección de los lectores. Me parece que en esta polémica ya está en germen la Asamblea que estoy tratando de organizar y a la que me he referido en los nros. 173 y 178.

Sería muy deseable que como resultado del debate se llegara a una convicción común, no apenas a una transacción, sin perjuicio de que se transe en algunas preferencias personales que no afecten la esencia de la convicción central a propiciar conjuntamente. 

Apuntando a eso es que quisiera hacer algunos comentarios a lo dicho por los Dres. Guaresti y Pirán.


1) Me paece que la oposición del Dr. Guaresti a la convertibilidad de Cavallo es correcta. También a mí me parece necesario que haya una moneda nacional. 

Pero no estoy de acuerdo cuando dice: "La moneda no pertenece a la sociedad: es un instrumento del Estado".

La moneda es, en primer lugar, un medio de pago cuya naturaleza exige un valor estable para que se mantenga la justicia de los cambios, cuya justicia, a su vez, exige igualdad. Si alguien cambia algo por $100, no es justo que esos $100 no le alcancen al que los recibió para comprar algo del mismo valor que aquello que él dió por esos $100.

El Estado no es el dueño de la moneda sino el servidor de la sociedad y su deber es hacer que la moneda cumpla esa primera condición de su existencia, a saber, la estabilidad de su valor.

También es cierto que en la economía moderna ese no es el único asunto que interesa en una moneda, aunque nunca debe dejar de ser el ideal al que se debe tender. 

Lamento no ser economista, porque los economistas ya tienen estudiados una cantidad de fenómenos que generalmente ocurren cuando se dan ciertas situaciones y eso evita cometer errores.

Pero creo que hay cierta relación entre la cantidad de moneda, la cantidad de bienes y servicios que produce el pais y la agilidad de los cambios. Según esa relación, que debe ser mantenida por el Banco Central que es el emisor de la moneda, ésta conservará su valor estable sin perder su capacidad de ser un instrumento fácilmente disponible para movilizar la economía. 

Siendo eso así, me parece que la igualdad aritmética de valor de una moneda con otras monedas y consigo misma en todo momento, no es posible. 

El Banco Central debe ocuparse de mantener aquella relación entre cantidad de circulante, producto bruto y agilidad de los negocios. Sólo así el medio de pago-moneda circulará saludablemente por todo el oganismo económico vivificándolo y no trabando sus movimientos.

En esa tarea se pueden producir pequeñas oscilaciones en el valor de la moneda, causados por errores cometidos en las mediciones de los factores que determinan la cantidad del circulante. Pero la rigidez del valor de la moneda (por ejemplo, en caso de dolarización) puede causar males mayores que esas pequeñas oscilaciones tales como el entorpecimiento de los pagos, el encarecimiento del crédito, el despido de gente, etc.

Entonces es preferible que un gobierno inteligente, honesto y laborioso se ocupe de mantener el equilibrio entre la vida económica y su medio de pago y no que un medio de pago rígido obligue a la vida económica a amputar pedazos de sí misma o a demorar su paso para no alterar aquella rigidez. 

Esas pequeñas oscilaciones no pueden ser nunca en favor del Estado. En eso también estoy en desacuerdo con el Dr. Guaresti. El Estado debe conformarse, para pagar sus gastos, con lo que la sociedad puede darle sin desangrarse pagando impuestos excesivos.

Cuando digo sociedad, quiero decir los individuos, las familias y las asociaciones que la componen. Si eso no le alcanza al Estado no debe ni aumentar los impuestos ni emitir moneda: debe reducirse. El Estado no debe crecer a costa de disminuir la sociedad.

Es más: si el o los funcionarios responsables de la moneda, violan deliberadamente sus deberes, deben ser procesados por estafa.

La disminución del Estado debe empezar por los cargos políticos y no tocar los servicios públicos esenciales. Tampoco deben "privatizarse" las funciones públicas y menos aún "extranjerizarse".

Mientras no haya gobernantes inteligentes, honestos y laboriosos, es imposible resolver el problema de la moneda o cualquier otro asunto político.

Entretanto, cada ciudadano debe defenderse como pueda pues las teorías económicas generales no sirven para resolver sus problemas de sobrevivencia. Lo malo es que si hay demasiados ciudadanos que no pueden defenderse de ninguna manera, puede producirse una situación de guerra civil, situación ésta que parece estar ya empezando a configurarse entre nosotros.

Debo aclarar que los impuestos que se pagan hoy son confiscatorios, sin ninguna duda, aunque la jurisprudencia estatista vigente no lo reconozca. Esa es una de las causas de la evasión a la que recurren hasta los buenos contribuyentes en defensa propia.

Hay otra evasión, la de los coimeros, negociantes sucios, empresarios monopolistas, traficantes, etc. que se ríen de las campañas contra la evasión que sólo sirven para intimidar y desalentar a los contribuyentes honestos y "acogotados". Esta evasión, la de la economía delictiva, debe ser combatida sin tanta alharaca del terrorismo fiscal. Pero debe ser muy bien distinguida de la otra, la del pobre contribuyente que actúa en defensa propia contra la avalancha impositiva que hace pagar a los justos por los pecadores...

Para eso, como para todo, primero hay que cambiar la actual "dirigencia" (la que Duhalde calificó con palabras irreproducilbles). ¿Quien se cree Ud. que son los amigos y protectores de esos personajes y viceversa?.

 

2) El Dr.Pirán se indigna con el Dr. Guaresti pero no dá ni un solo argumento para responder a las fundadas objeciones que éste hace contra la "convertibilidad" de Cavallo. Esas objeciones las comparto, sin ser economista, por haber vivido y estar viviendo la crisis espantosa en que nos han arrojado el irresponsable "ministro perpetuo" y el archi-irresponsable Menem.

No es suficiente argumentar con generalidades como esa de que el metro, el meridiano de Greenwich y el kilo son universales. Tiene que explicar por qué es preferible la destrucción de la industria nacional, la desocupación, el endeudamiento externo, la caída de las exportaciones, el incremento del deficit fiscal, la recesión y las altas tasas de interés internas, que son las consecuencias probadas de la "convertibilidad", antes que una moneda propia con riesgo de inflación.

Yo creo que los dos son males, pero peor es la "convertibilidad" de Cavallo que tuvo DE HECHO esas consecuencias. Como dicen los escolásticos: "contra facta non valent argumenta".

Y tampoco contesta si reconoce o niega que a pesar de que se dice que la "convertibilidad" detuvo la inflación, el costo de vida siguió aumentando desde 1991 y hoy la Argentina es uno de los países más caros del mundo para vivir, en dólares. ¿Qué es eso si no inflación? Y una inflación sin aumento (?) del circulante (?), que es una forma novedosa de ella.

Estoy en desacuerdo con el Dr. Pirán cuando parece sostener que la moneda más fuerte, que fué la libra de plata y ahora el dólar, debería ser moneda universal. 

Él mismo reconoce que "si hoy la moneda argentina fuese el dólar norteamericano, lo que tendría que suceder, siendo nosotros un país menos desarrollado económicamente que USA, es que los SUELDOS ARGENTINOS FUESEN CONSIDERABLEMENTE MENORES QUE LOS SUELDOS NORTEAMERICANOS, y a la vez, que los productos industriales en Argentina, donde no hay una producción masiva comparada con la yanqui, sean algo mas caros aquí que allá. Y de esta forma, el argentino medio tendría un nivel de vida considerablemente inferior al norteamericano medio. Pero quizás tendríamos un nivel considerablemente superior a los etíopes".

Creo que este reconocimiento es suficiente como para dar la razón a los críticos de la "convertibilidad" de Cavallo. Y no es necesario decir nada más para refutar al Dr. Pirán. 

Una cosa me gustaría agregar: no me parece de buena ley acusar al otro de "fascista" cuando opina algo con lo que uno no está de acuerdo por parecerle estatista. Me consta que el Dr. Guaresti no tiene absolutamente nada de "fascista". Esa acusación (totalmente gratuita) es la que los izquierdistas suelen usar para tratan de descalificar a sus oponentes. No me parece muy "liberal" que digamos... 

Propongo que todos, incluyendo al Dr. Pirán de cuya inteligencia y patriotismo no puede prescindirse (dicho sea esto sinceramente sin la amabilidad desviacionista que él desprecia), nos empeñemos en buscar la solución económica de nuestros graves problemas y tenerla ya pensada para cuando se haya podido resolver el problema político, que es previo, urgente y condición necesaria para toda solución. En eso todos deberíamos estar unidos y para eso es la Asamblea que estoy tratando de convocar.

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