El desafío de vivir sin gobierno y a pesar del gobierno

Cosme Beccar Varela 
LBM #193 
11/7/2001



Ayer aumentó mucho el índice del "riesgo-país". Este neologismo fué inventado por los financistas internacionales para designar el número con que se mide, minuto a minuto, su desconfianza respecto a una Nación, reflejada en la tasa de interés que le cobran al gobierno por los préstamos que éste pide para atender a sus gastos.

Ayer, por fin, el Presidente se dió cuenta de que no debe aumentar la deuda pública y, menos aún, para pagar los gastos del Estado parásito e incumplidor.

El Estado argentino, en manos de la "dirigencia" que Duhalde calificó con palabras irreproducibles, es un lujo caro que nos impone esa dirigencia. Y es un lujo caro porque no sirve para nada, para nada de aquello para lo que ha sido creado.

No mantiene la seguridad pública, ni garantiza la justicia, ni excluye a los ineptos de los cargos oficiales (¡cómo las va excluir si sólo ellos los ocupan!), ni nos hace respetar en el concierto de las naciones, ni se prepara para defendernos si somos atacados o se nos desconoce un derecho, ni cuida que no se dilapide el Tesoro (¡cómo lo ha de cuidar si sus ocupantes son como lechones insaciables prendidos a la Gran Ubre del presupuesto público!), ni atiende a la salud de los ciudadanos, ni provee una educación seria y veraz, ni mantiene la libertad de tránsito.

En manos de estos parásitos, el Estado es como una nave sin timón en medio de la tormenta. Peor aún: como una nave cuyo capitán no sabe ni quiere timonear, y ha puesto el timón en manos de un orate que tiene un pacto con los tiburones para entregarle al pasaje como festín.

¿Qué otra conclusión se puede sacar después de lo que estamos viendo desde hace varis meses?

En Noviembre del 2000 el gobierno pidió y obtuvo u$s17.000.000.0000 para tapar agujeros del presupuesto. Se llamó el "blindaje"

En "La botella al mar" nro. 35, del 15/11/2000, después de delinear el cuadro de la situación política y económica del pais, escribí:

"Como toda respuesta a este cuadro trágico y frente a esta ola devastadora de problemas, los hombres del gobierno continúan calmamente ocupando sus puestos y negociando nuevas deudas (han pedido u$s17.000.000.000 más a los Bancos y al FMI, a lo que llaman "blindaje financiero"), reduciendo los pagos a los jubilados, echando mano a los fondos de pensión privados (¡buenas mandarinas ellos también!), aumentando los impuestos al público indefenso y fingiendo que no pasa nada que ellos no puedan resolver.

"No es serio, no es honesto.

"SÍ pasa, y pasa tanto que es ciertísimo que el gobierno no lo resolverá. Sólo ganan tiempo para que la bomba explote después".

A pesar de las jactanciosas celebraciones del oficialismo, en cuatro meses estabamos igual o peor que antes.

Cuando el descalabro hizo caer al ministro Machinea y se nombró a Lopez Murphy que venía con ideas de reducción del gasto público, los estudiantes crónicos de la FUBA y el Rector magnífico de la UBA, el terrateniente de los EEUU, Sr. Shuberoff, lo derrocaron en tres días por el crimen de pretender reducir sus gangas presupuestarias. De la Rúa, cuyo corazón está a la izquierda, se solidarizó con la FUBA y lo destituyó, y nombró enseguida a Cavallo.

Un comentario aparte. ¿Sabía que Shuberoff es socio de los "piqueteros"? El "Congreso nacional" de estos neo-terroristas se realizó el 8/7/2001 en la Ciudad Universitaria y en él resolvieron "profundizar el plan de lucha con cortes de ruta" (ver "La Nación", 9/7/2001, pag. 9, con foto). Eso confirma lo que escribía ayer en este diario sobre la complicidad del gobierno con los violentos agitadores.

Cavallo llegó lleno de ínfulas y sonrisas. Parecía que su sola presencia era un "abracadabra" de acceso a la riqueza y para que regresaramos al "primer mundo" coronados de pámpanos y laureles.

Pero no: Cavallo era y es un "bluff". Apenas llegó nuevamente al poder, arregló con su amigo Mulford un "megacanje" quien, comisión de u$141.000.000 para él y un grupo de banqueros de por medio, lo concretó por un importe de u$s30.000.000.000. Según se dijo, esto se hizo para evitar la cesación de pagos.

Sobre esto escribí en este diario (nro. 169, del 5/6/2001):

"¿Quien ganó con este absurdo? Ciertamente el país no ganó: sólo hay ventaja política para Cavallo (¿sólo política?), porque si sale mal -como es previsible que salga- Cavallo se irá, dando un portazo con cualquier excusa, echándole la culpa a De la Rúa por su lentitud, por sus pruritos, por lo que sea, y en el 2003, De la Rúa será ya un muerto político, si es que no lo es antes. Eso, cree Cavallo, dejará despejada para él la ruta hacia la presidencia."

Después de estas dos últimas semanas en que el país sufrió un desprestigio financiero fenomenal, se rumoreó la renuncia de De la Rúa a la primera magistratura, Cavallo flaneó por el mundo sin hacer nada útil para aprovechar el supuesto respiro del "megacanje" y el Estado debió pagar tasas usurarias del 14,01% por tres meses de respiro, el Presidente ha tenido que reconocer que "ya no conseguimos financiamiento para mantener este nivel de gasto. Estas tasas no las podemos seguir pagando". ("La Nación", 11/7/2001, tapa)

El Estado ha anunciado su falencia por boca de su autoridad máxima.

¿Qué nos separa de la cesación de pagos tan temida? ¿No hubiera sido mejor seguir el consejo que dí en este diario hace ya cuatro meses (ver nros. 110 y 111 del 7 y 8/3/2001)?

A partir de aquí, todo es posible con esta "dirigencia". El gobierno no es ya un aliado de los ciudadanos (si es que alguna vez lo fué) sino un salteador que aguarda a su víctima a la vuelta de la esquina para sacarle lo que pueda. Todo atropello es esperable y posible.

Sólo nos queda defendernos como podamos y aprender a vivir sin gobierno o, peor aún, a pesar del gobierno. Es muy dificil, pero se puede, a condición de unirse, salir de la inercia, pensar y actuar para crear espacios de libertad y de seguridad en medio del caos.

¿Quiere saber cómo se hace? Anótese y participe en la Asamblea que estoy convocando por medio de este diario y que ha tenido ya un comienzo esperanzador, aunque todavía muy incipiente.

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