¿Porqué La Botella al Mar?

Cosme Beccar Varela
LBM #1
25/8/2000


Imaginemos un náufrago en una isla desierta, que no tiene otro medio de comunicarse con sus semejantes que una botella vacía, un lápiz (pequeño a fuerza de sacarle punta) y una hoja de papel. Escribe un mensaje esperanzado, lo inserta en la botella y la arroja al mar.

    Puede ser que la botella, llevada por las olas, se acerque a algún navegante; que éste la distinga en medio de la marejada, la recoja de las aguas y lea el mensaje.

    Esa es más o menos la situación en que se encuentra un hombre independiente en este mundo globalizado, mercantilizado y discriminatorio en que vivimos. Cuando digo "discriminación" no me estoy refiriendo a los supuestos "discriminados" que gozan del favor de las mil trompetas de la fama. Hay otros discriminados anónimos que esas tubas ignoran. Discriminación existe contra quienes no participan del pensamiento único impuesto por los poderosos.

    Las multitudes son cautivas de los dueños de los micrófonos y adhieren hipnóticamente a ese pensamiento único. Quien quiera pensar en forma independiente y sienta que debe comunicar sus ideas más allá del estrecho círculo de su familia y de sus amigos, siente que está tan aislado como aquel náufrago.

    Aparece la "Internet", que es como una especie de mar de contactos potenciales por vía electrónica, y el náufrago ciudadano, tan incomunicado como aquel del ejemplo, piensa que tal vez ése sea un modo de hacer llegar su mensaje al público, público potencial, público, tal vez, de uno o de cinco, pero en la medida en que es ajeno a su círculo inmediato, es público. Y entonces el náufrago escribe, pone su mensaje en esta botella y la arroja al mar virtual de la Internet. Y espera pacientemente que alguien la recoja y la lea y piense en lo que el mensaje dice. Y hasta que le haga llegar su opinión, estableciendo un diálogo.

    Asi surgió "La botella al mar", periódico con tirada de un ejemplar, reproducible al infinito. Saldrá todos los días hábiles, mientras el náufrago pueda y crea que hay esperanzas de que llegue al público.

    Según dicen los expertos en preparar estas cosas informáticas, el lector podrá leer la página del día y encontrar los números anteriores con sólo apretar un botón. Podrá también mandar a la redacción una "carta del lector" con sólo apretar otro botón. Veremos.

    Será muy breve, una carilla por día. Pero si el asunto requiere extenderse, se hará. Sin exagerar.

    El fundamento filosófico será el realismo aristotélico-tomista. No soy filósofo, pero lo poco que sé lo escribiré en estas "botellas". Aunque no tenga títulos para enseñar, hasta el más incipiente de los principiantes de una noble escuela, tiene la obligación y el derecho de abrir una exposición que invite a pensar lo que aprendió en esa escuela y, sobre todo, que suscite la intervención de otros mejores. Los que no piensen asi, con tal de que realmente piensen, son bienvenidos.

    Lo que no es tolerable es sufrir, sin réplica, la lluvia de mentiras, errores y banalidades que cae incesantemente sobre nosotros desde todos los medios de difusión. Es mi cansancio de leer y oir tiradas relativistas, letanías de "slogans" y opiniones aduladoras de los poderosos, en medio de una generalizada deserción de toda crítica independiente y lógica, lo que me lleva a lanzar esta botella al mar.

    Será también la búsqueda de un lenguaje comunicante. Sería horrible, en el caso de nuestro náufrago, que un navegante encontrara la botella, la sacara del mar, la abriera, pero no pudiera leer el mensaje porque estuviera escrito en un idioma que no entiende. Y que arrojara nuevamente la botella y el mensaje, separadamente, al mar, como algo inútil.

    No me interesa aferrarme a una opinión simplemente porque es mía. Si alguien me demuestra que estoy en un error, le quedaré profundamente agradecido. En la primera parte de cada mensaje, que será teórica, el error es más difícil que ocurra puesto que me limitaré a escribir lo que he aprendido en buena escuela. No inventaré nada. Puede ocurrir, sin embargo, que no logre explicar bien, o que haya entendido mal, lo que me han enseñado. Serán bienvenidas las aclaraciones y mejoramientos.

    En la segunda parte, al referir la teoría a las situaciones concretas, es posible que yerre en el juicio, porque serán sólo opiniones. Como decía Santo Tomás de Aquino, opinión es una afirmación razonablemente fundada, que no excluye el temor de que la contraria sea verdadera. Lo de "razonablemente fundada" es muy importante. No han de ser exabruptos caprichosos y emocionales. No habrá nunca mala intención y estoy dispuesto a rectificarme frente a una corrección racional y no puramente emotiva.

    Hay que tener en cuenta, además, que estas salvedades no desautorizan la categoricidad y hasta la vehemencia en la expresión. La buena fe con que uno percibe un argumento con un importante significado, exige énfasis. La tibieza en afirmar lo grande y noble o en rechazar lo perverso y repugnante, es una de las formas más notorias de demostrar la propia imbecilidad.

    La brevedad de los textos impone la necesidad de saltar pasos en el silogismo, dando por sobreentendidos los pasos intermedios. Esto puede confundirse con gratuidad, improvisación o indebida simplificación. Pero asi es el periodismo. No se puede escribir un tratado en vez de un artículo. Además, no sé escribir tratados. Pero estoy dispuesto a aclarar y desarrollar, en la medida en que sea capaz, todo lo que se me pida que aclare o desarrolle.

    Esta es la portada de la "Botella al mar". Lector y navegante, seas amigo o adversario, estos mensajes son para tí, en la esperanza de poder reconstruir, a través de los mares, una república de gente que piensa en busca de un conocimiento veraz de la realidad y de una propuesta realmente útil para el bien común de todos, principalmente de los más débiles y solitarios, cuyos derechos son descaradamente despreciados por los poderosos en estos aciagos días de la "posmodernidad".



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