El plebiscito de Córdoba es un indicio de lo que diría el país entero si fuera consultado

Cosme Beccar Varela 
LBM #201 
23/07/2001 



Me entero por los diarios de hoy que en Córdoba se hizo un plebiscito, ayer Domingo 22 de Julio, para preguntar al pueblo lo siguiente:

"¿Está de acuerdo con reformar la Constitución de la provincia para cambiar la actual legislatura de dos Cámaras, con un total de 133 miembros, por una sola, con un máximo de 70 legisladores?"

Un 70% de los electores habilitados para votar, o sea, 1.600.000 ciudadanos, concurrieron a las  urnas para pronunciarse sobre el asunto y según los parciales conocidos hasta esta mañana, un  69,61% dijo que sí estaba de acuerdo, un 18,21% dijo que no, un 5,88% votó en blanco y entre recurridos, impugnados y nulos hubo un 6,36%.

La concurrencia al comicio fué notable considerando que las estructuras de los dos partidos estaban incómodas con el asunto y que era algo que salía de lo común, pues no se elegía ocupantes para algún cargo.

Es una prueba de que los argentinos realmente quieren una reforma política profunda y que no se dejan impresionar por los intereses de los profesionales de aquella que se alternan en el poder sin dar cabida a nadie que no pertenezca a sus privilegiados círculos.

Hacía unos días el Senado de la Provincia había rechazado la propuesta de que se declarara la necesidad de una reforma constitucional en el sentido que ahora ha sido aprobada directamente por el pueblo.

Es cierto que el plebiscito es "no vinculante", pero si los políticos tienen un mínimo de vergüenza (hipótesis poco probable), ante este contundente resultado es de esperar que cambien de actitud.

El caso de Córdoba es un síntoma muy importante del disgusto de los argentinos con la clase política.

Lamentablemente los intérpretes de ese disgusto son, precisamente, los que lo causan o sea, los propios políticos y sus aliados inseparables los periodistas de los grandes medios de difusión.

Por esa causa esta lección corre serio peligro de ser desapropvechada o, lo que es peor, de ser aprovechada por la actual "dirigencia" para cambiar algo secundario, satisfacer por algún tiempo los deseos de reforma y así atrincherarse mejor en sus posiciones desde la cuales están destruyendo minuciosamente el país.

Debo decir que este cambio que propuso De la Sota es exactamente de esa índole: un "engaña-pichanga".

En efecto, para salir de la nefasta dominación de esta "dirigencia", ¿qué es más importante, disminuir el número de los legisladores de 133 a 70, para ahorrar unos cuantos pesos o habilitar un sistema para que ninguno de los 133 politiqueros que hoy ocupan las bancas y los otros que ocupan cargos ejecutivos vuelva a pisar las alfombras del poder?

Lo peor de la actual situación política no es lo que gastan demás los legisladores en montar su teatro para hacer creer que legislan en serio, sino la pésima calidad de los ocupantes de los puesstos en sus dos ramas y de algunos jueces designados por esos mismos señores.

Inclusive, si se disminuye el número de bancas, lo más probable es que los principales responsables de la corrupción queden siempre en el candelero y que los defenestrados sean los candidatos "de relleno". Ya les encontrarán otros puestos en el Poder Ejecutivo o en la misma Cámara para compensarlos.

Los "supervivientes" de esta reforma "light" seguirán con sus prácticas nefastas, con su ignorancia, con su incompetencia, desalentando al pueblo, empobreciéndolo, desgobernando y sirviendo sus propios intereses en vez de ocuparse del servicio del bien común.

Para evitarlo es que he preparado un proyecto de Ley Política que podría resolver esta situación de cuajo (ver nros. 82, 83 y 84 del 29 al 31/1/2001).

* * * 

Hay varias reflexiones que se pueden hacer a partir de este plebiscito cordobés:

¿Por qué la prensa le dió tan escaso destaque a la convocatoria para después anunciar el resultado en primera página?

¿Por qué hizo esto De la Sota: es un político confiable, una excepción dentro de la "dirigencia" que Duhalde calificó con palabras irreproducibles?

¿Es esta una gran maniobra de opinión pública o es una casualidad?

¿Qué hubiera pasado si el Presidente De la Rúa hubiera hecho esto mismo en un plano nacional? ¿Es este un sondeo preparatorio para eso?

¿Y si lo hiciera Cavallo, aprovechando la campaña del "deficit cero" y como un impulso a sus obvias intenciones de ser candidato presidencial en el 2003? Espantoso, pero no dudo que en la cabeza del ministro perpetuo esta idea ronda con insistencia.

Intentar una respuesta a esta preguntas no cabe en este artículo. Me limitaré a decir que el Presidente tiene ahora una indicio de que mi pedido en la carta abierta que le mandé el 16/5/2001 (ver nro. 156) no era tan decabellado como puede haber pensado y que si hubiera accedido, hoy sería el Presidente más popular de los últimos tiempos y, de paso, no habría ocurrido el caos financiero que hoy nos agobia. ¿Acaso no coinciden todos los analistas en decir que las causas de ese caos son políticas y no económicas?

Es decir, si De la Rúa se hubiera prestigiado iniciando una reforma profunda de la política para substituir a toda la "dirigencia" actual, podría haber revalidado su poder lo cual sería suficiente para inspirar confianza en los "sacrosantos" mercados.

Por lo menos es una posibilidad que al día siguiente del plebiscito de Córdoba no se puede descartar con ligereza.

Como consecuencia de esa carta abierta del 16/5/2001 pedí una audiencia al Presidente para insistir en la propuesta. Me mandó atender por su Secretario General, el Ing. Gallo a quien visité el 29/6/2001. Me recibió muy amablemente y conversamos con mucha sinceridad sobre el asunto. Le dejé un memorandum con un resumen de las ideas que le expuse y que reproduzco a continuación.

Algo así todavía puede hacerse y el plebiscito de Córdoba ayuda mucho. El texto es el siguiente:

"1) El problema más grave que tiene el país es la baja calidad de su clase política. No se ha cumplido con el requisito de idoneidad que exige el art. 16 de la Constitución Nacional. Si eso no se resuelve, el resto de los problemas que existen, que son de vida o muerte para la Patria, no tiene solución.

"2) El Presidente tiene poderes suficientes para sentar las bases de una reforma política profunda mediante una ley que reglamente el art. 16 de la Constitución Nacional.

"3) Dado que hay poco tiempo hasta las elecciones de Octubre para poner en marcha un mecanismo como el sugerido en el proyecto adjunto (Nota: el proyecto de "Ley Política", citado más arriba en este artículo), creo que, entretanto, el Presidente podría dar una señal de esperanza al pueblo argentino, que mayoritariamente desea esa reforma, dictando un decreto de necesidad y urgencia que establezca:

a) La derogación de la ley que exige que los candidatos sean exclusivamente los presentados por partidos políticos reconocidos y autorizando las candidaturas independientes con el único requisito de que el candidato sea registrado en la Justicia Electoral a pedido de 100 ciudadanos y un depósito de $3.000.-

b) Que los candidatos presentados por los partidos deberán ir uno por boleta, quedando prohibidas las "listas sábana". Cada elector podrá votar por hasta el número de candidatos que se elijan en su distrito, colocando igual número de boletas individuales en el sobre, aunque no sean del mismo partido. Pueden ser incluidos candidatos de diversos partidos o independientes.

4) Si el Presidente hiciera esto, prestaría un gran servicio a la Nación y el pueblo le estará agradecido. Deberá enfrentar los intereses partidarios pero aunque eso le traiga disgustos, le traerá también un gran prestigio nacional...

5) Simultáneamente, debería aprobarse también por decreto de necesidad y urgencia la ley política reglamentaria del art. 16, para empezar a organizar su aplicación y que rija plenamente en vísperas de la elección presidencial del 2003."

Ese es el memorandum entregado al Ing. Gallo, Secretario General de la Presidencia de la Nación el 29 de Junio del 2001. Dios quiera que algo así sea hecho cuanto antes. Hacerlo llevará un cierto tiempo y no hay mucho para perder.

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