La perfidia de Mariano Grondona
Cosme Beccar Varela LBM #214 09/08/2001 "Corruptio optimi, pessimum". El adagio latino me vino a la memoria cuando leí el artículo de Mariano Grondona sobre la “clonación" publicado esta mañana en "La Nación" (9/8/2001). Dice todo lo contrario, y con numerosas características de perfidia, de lo que escribí ayer en este diario sobre el mismo tema. La perfidia es deslealtad, quebrantamiento de la fe debida. Grondona fué seminarista, es decir, tuvo vocación sacerdotal o creyó tenerla. Por lo tanto, en alguno momento fué católico hasta el punto de tomar la generosa decisión de entregar su vida al servicio de Dios y de las almas en el sacerdocio. Pero dejó de serlo. No sé en qué momento se produjo, pues nunca explicitó su apostasía y con su apostasía "in pectore", juega con el claro-oscuro de sus ambigüedades. Y se beneficia con aquel recuerdo que mucha gente conserva de su antigua lealtad por la fe porque le da un aura de confiabilidad y de buenas tend